El ex presidente Alan García opinó sobre la remoción de los fiscales Vela y Pérez. (Foto: GEC)
Alan García

El año empezó movidito. Este cree que es un buen momento para analizar a los principales actores políticos en esta nueva coyuntura.

MARTÍN VIZCARRA: Este columnista saludó desde un inicio la lucha frontal del mandatario contra la corrupción, pero advertí que a la par de esa cruzada, debía gobernar para las grandes mayorías del país, porque no se ve una mano fuerte que impulse un mayor crecimiento económico y la generación de puestos de trabajo. Pregúntenles a los ciudadanos, los hospitales están colapsados, los jubilados agonizan con sueldos de hambre, los padres de familia se amanecen en las calles por una matrícula, las calles se inundan de desagüe. A propósito, nunca se le vio al ‘colorado’ Muñoz ayer en San Juan de Lurigancho. Como alcalde de Lima, debió acudir a la zona. ¿Hasta allá no llega la bicicleta?

KEIKO FUJIMORI: Ahora, bajo la sombra, se viene a arrepentir de la demencial arremetida del camión naranja contra el recién proclamado gobierno de PPK, desde julio del 2016. La pataleta la pagó caro. En dos años pasó de ser la lideresa más poderosa del país a convertirse en una más del penal de Chorrillos. Está muy preocupada en cómo salir de la prisión y, al saberse perdida por la contundente investigación fiscal y las delaciones de sus estrechos colaboradores como Rolando Reátegui, o la huida de su ‘tío’ Jaime Yoshiyama, solo le queda clamar a sus congresistas a que apoyen -recién ahora- la gobernabilidad y a Vizcarra.

ALAN GARCÍA: Es el verdadero gran derrotado junto al fujimorismo. Habría sido él quien ‘aconsejó’ la locura a Chávarry de guillotinar a sus fiscales a fin de año. Si triunfaba el zarpazo, García se tumbaba todas las investigaciones en su contra y el acuerdo con Odebrecht se iba por un tubo. Al fracasar el complot, García se quedó solo, sin el ‘Emperador’ Chávarry y sin mayoría fujiaprista en el Parlamento. Con una agenda ya hecha para las declaraciones de Barata y los altos funcionarios de Odebrecht, y teniendo como primer punto las millonarias coimas por la Línea 1 del Metro de Lima durante su gobierno, el expresidente está como el filme de Pedro Almodóvar, ‘al borde de un ataque de nervios’.

OLLANTA Y NADINE: Serán los primeros en afrontar un juicio por corrupción, lavado de activos y otros delitos gravísimos. El fiscal Juárez Atoche anunció que culminó la investigación. Todos los demás políticos implicados por el mismo asunto están a la expectativa de este proceso. La incertidumbre de los otros coludidos en los faenones de los brasileños es saber qué tan drástica será la Justicia peruana para castigarlos por recibir millones sucios de Odebrecht.

SUSANA VILLARÁN: Uno de los gruesos errores en esta cruzada anticorrupción, capitaneada por un grupo de fiscales valientes, es no medir a todos con la misma vara. El delito por el que está investigada la exalcaldesa de Lima es aún más grave que el de Keiko. Se acusa a la ‘Tía Regia’ de recibir ¡tres millones de dólares! de Odebrecht y OAS para su campaña de la revocatoria por el NO, siendo ella una funcionaria pública.

ALEJANDRO TOLEDO Y PPK: Son solo dos caras de una misma moneda. Lo de Toledo está oleado y sacramentado. Es un sinvergüenza. Su culpabilidad está fuera de discusión y su propio amigazo Josef Maiman lo delató. El encarcelado juez Concha lo salvó y le permitió, con sus dilataciones, que fugara del país. Concha iba a hacer lo mismo con PPK, quien ya tenía sus maletas en el ‘Jorge Chávez’, pero la reacción de un magistrado honesto lo impidió, al decretar su impedimento de salida del país. Apago el televisor.

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