En la cima del Monte Elbrús, el pico más elevado de Europa. (Foto: @RichardHidalgoOficial)
Richard Hidalgo

Este piensa que esté donde esté, al montañista le hubiera gustado morir así: en la cima del mundo, en las montañas gélidas a las que amaba, a un paso del cielo. Hidalgo coqueteaba con la muerte, hay que reconocerlo, desde que decidió ascender a las cumbres de los Himalaya, de más de 8 mil metros de altura, sin tanque auxiliar de oxígeno. Esta vez, su objetivo era la cima del monte Makalu (8 481 m), vecino del mítico monte Everest (8 848 m), la gran montaña, la más alta y más peligrosa para escalar del mundo.

Quería dejar flameando la bandera peruana en su cima, como había hecho en otras cumbres. Ese era su gran objetivo: llegar a la cima del Everest. Y por ello, ya conocía perfectamente el rostro de la muerte en plena ascensión. Su primera expedición al monte más alto del planeta, pudo ser la última. Un terremoto en el vecino Tíbet produjo una avalancha mortal para el centenar de arriesgados montañistas. Después de pasado el alud de nieve, veinte de aquel pelotón habían muerto sepultados en una blanca y helada tumba. Richard se salvó de milagro. La segunda oportunidad fue traumática para nuestro montañista estrella. Ya más preparado tras una penosa y accidentada escalada, las temperaturas en las montañas heladas descendieron a niveles nunca antes vistos. El grupo donde se encontraba Hidalgo ¡estaba a trescientos metros de la cima!, pero cubrir esa corta distancia, en las empinadas y gélidas cumbres, podía durar un día y todos estaban al borde de la hipotermia y podían morir congelados, pues casi no podían moverse. Así, iniciaron el descenso. Esa frustrante experiencia lo motivó a ‘entrenarse’ escalando picos de una altura superior a los 8 mil metros sin tanque de oxígeno complementario.

Murió en su carpa de un infarto, durmiendo, seguramente soñando que llegaba a un cielo más alto que el Everest.

Las tragedias en el montañismo han inspirado decenas de películas sobre el tema. Una de las clásicas es ‘Everest’, del director Baltazar Kormákur, quien reunió a una pléyade de buenos actores como Josh Brolin, Jake Gyllenhaal, Keira Knightley, Emily Watson y Robin Wright en dicho filme, que trata de expediciones de montañistas que intentan escalar el Everest durante la peor tormenta de nieve que haya azotado el Himalaya. La película se basó en un hecho real ocurrido en 1996. Antes, escalar el Himalaya era una aventura exclusiva -por los riesgos- para un selecto y reducido grupo de alpinistas, quienes solo alcanzaron su cima en 1953.

Según el filme, a inicios de los noventa, grandes capitales se invirtieron para transformar esa peligrosa aventura para especialistas en un ‘atractivo turístico’. Intentar escalar la montaña se volvió un pasatiempo comercial.

En ese contexto de ascensiones ‘guiadas’ surge este drama estrenado en el 2015 y que se convirtió en un ‘clásico’ para los amantes del montañismo, un deporte de aventuras que envuelve a los que en sueños practican el hecho epopéyico de ‘conquistar las cumbres’ llenas de peligros mortales.

Apago el televisor.

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