Stephen Hawking murió a los 76 años. (Composición: Trome.pe / Fotos: AFP)
Stephen Hawking

Este Búho no se cansará de escribir obituarios de seres extraordinarios como el científico , el brillante investigador de los orígenes del universo. Francamente, no pensaba que hombres como él pudieran ser atrapados por la muerte. El genio de la física fue diagnosticado, cuando tenía 21 años, con uno de los males más extraños del planeta: esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular. En poco tiempo fue perdiendo sus capacidades psicomotrices, hasta el punto en que solo podía mover los párpados y labios. Pero su cerebro permaneció intacto y él se volcó, en ese estado, con su inseparable silla, a estudiar y brindarle al mundo sus teorías del origen del universo, las leyes que lo rigen y hasta el fin del mismo. Luchaba contra el tiempo porque los doctores le dieron, como máximo, tres años de vida. Pero vivió más de cincuenta. Para creer que este genio se convertía en un fiero gladiador a la hora de enfrentar las adversidades que le propinaba su cuerpo, debemos acotar que en 1985 lo atacó un drástico cuadro de neumonía. Para una humanidad tan frágil como la suya, debía llevarlo a la muerte. Pero para salvarlo y que pudiera respirar, le colocaron un tubo en la garganta que le malogró las cuerdas vocales y por ello le pusieron un sintonizador de voz eléctrico, que le daba ese tono como de robot, que hacía que, en sus legendarias conferencias, mantuviera al público asombrado escuchando sus teorías:

- EL ORIGEN DEL UNIVERSO: El científico inglés le daba la contra a la definición de la Iglesia Católica de que el universo lo creó Dios. ‘Habría que preguntarles (a los religiosos) ¿qué había antes de la creación del universo, supongamos, por Dios? Nadie responde, para ellos es una pregunta incómoda’. Y luego contaba un jocoso comentario histórico: ‘Cuando a San Agustín los alquimistas estudiosos encarcelados en la Inquisición le hacían esa interrogante, el santo respondía: estaba preparando el infierno para gente como ustedes que hacen esa clase de preguntas’. Para Stephen, el universo se inició producto de un estallido cósmico, una eclosión a la que denominó ‘Big Bang’. Y explicaba que antes de esa explosión, que inició todo lo que ahora conocemos, básicamente no había nada. Por eso no puede estar contemplada en ninguna teoría.

- LOS PELIGROS: LOS ROBOTS Y ¡¡LOS EXTRATERRESTRES!!: Para el científico inglés, la inteligencia artificial, los robots o las computadoras madre con cerebro podrían constituirse en un grave peligro para la raza humana. ‘Desconfío de las máquinas que con su estructura pueden ser superiores a nosotros. Hasta sobrevivirían a nuestra desaparición como especie, pues no estaríamos en igualdad de condiciones para imponernos’. Sobre los extraterrestres fue más claro aun: ‘Si ellos alguna vez nos visitan, creo que el resultado sería como cuando Cristóbal Colón desembarcó por primera vez en América, que no resultó nada bien para los nativos’. Hawking consideraba que los invasores llegarían a la Tierra para conquistarla o colonizarla.

- EL FINAL DE LA TIERRA: En una conferencia a los estudiantes de Oxford, afirmó que los seres humanos no serían capaces de sobrevivir a menos que abandonen el planeta Tierra en los últimos 1000 años. Dijo que la hecatombe podría producirse por tres factores: una guerra nuclear, un desborde de la inteligencia artificial o un mortal y destructivo virus genéticamente modificado.

- EPÍLOGO: El legendario científico fallecido a los 76 años, se hizo popular gracias a la película ‘La teoría del todo’ (2014), dirigida por James Marsh. Es la historia basada en el libro de su primera esposa Jane, la mujer que lo conoció jovencito en el colegio y lo alentó en su dolorosa y frenética carrera contra su físico y el tiempo para desarrollar sus teorías. En la película se ve cómo, ya convertido en una celebridad, sufre una neumonía y se queda sin voz, así que debe aprender desde cero a comunicarse con un aparato electrónico. Jane no puede dedicarse a enseñarle, ya que tenían niños y Stephen se volvía más exigente, así que necesitaba cuidados en sus viajes y conferencias. Por eso, contrató a una guapa enfermera, Elaine Mason. El investigador, con sus increíbles limitaciones, enamoró a la joven al punto que le planteó la separación a Jane. Se casó con Elaine en 1995 y se separaron en 2006. Es que en cuestiones del amor, el corazón del gran científico latía al igual que el más común de los mortales. Era, como diría Nietzsche, humano, demasiado humano. Apago el televisor.

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