Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sudadito de pescado con jugo de limón y rocotito en rodajas, acompañado de arrocito blanco y una chicha morada friecita.

“María, el caso del secuestro de la pequeña Adrianna, de 5 añitos, por su propio padre Dustin William Kent ha dado un tremendo giro. Al parecer, el estadounidense, a quien un juez peruano acaba de darle dos meses de prisión preventiva, no sería el malo de esta historia, pues un fallo de la Corte Superior de Los Ángeles, de abril del año pasado, le otorgó la custodia exclusiva de su hija. Él solo quería recuperar a su pequeña, quien fue sacada de Estados Unidos por su madre Rose Mary Chacón de manera ilegal según las mismas autoridades de nuestro país, pues lo hizo sin permiso del padre ni de un juez.

En una teleconferencia con ‘Reporte semanal’, los padres de Dustin, Bill y Tamara, lloran de forma desconsolada porque hace un año y medio no ven a su querida nieta y, encima, deben soportar que su hijo esté preso en un país lejano por intentar recuperarla. Es más, la defensa legal de Dustin señaló que las autoridades de Estados Unidos desestimaron la gravísima acusación contra él, hecha por Rose Chacón, quien había declarado que él realizaba tocamientos indebidos a su niña. Tan falsos consideraron estos terribles cargos que son investigados con la mayor seriedad en ese país que le dieron la custodia total de Adriannita.

Dustin, desesperado porque no veía a su hijita tanto tiempo, tomó la imprudente decisión de contratar a un antiguo policía británico de Scotland Yard para raptarla y llevarla de regreso a Estados Unidos. Pero fueron capturados y hoy están encerrados. Dustin, quien padece un infierno, dice que no le importa estar preso, porque de Perú no se irá sin su engreída.

Tengo hijos y es mentira que los papás los queremos menos que las madres. Yo, por mis pequeños, doy la vida, como creo que haría la mayoría. Veo a los abuelos estadounidenses llorar como niños por su nietecita y comprendo su dolor. Los adultos nos complicamos la vida por gusto. El asunto de ondo es el bienestar de la pequeña. Si las autoridades de Estados Unidos estudiaron el caso y de- terminaron que Adriannita no corría ningún peligro con su padre, que la horrible acusación por tocamientos indebidos que una cruel patraña y que debía quedarse con él por- que estará mejor, pues lo mejor para todos era respetar ese fallo.

La madre de la niña debería ponerse a derecho ante la justicia del país del norte. Acá no importa si ella es peruana y su expareja un extranjero. Hay que respetar las leyes y, si ella quiere recuperar a su hija, que cumpla con las exigencias de la Corte. Si la historia es como parece ser, me solidarizo con Dustin y espero que cuanto antes se haga justicia con él y sus padres, pero sobre todo con Adriannita, a quien en otos se le ve eliz con su papá”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sudadito de pescado con jugo de limón y rocotito en rodajas, acompañado de arrocito blanco y una chicha morada friecita.

“María, el caso del secuestro de la pequeña Adrianna, de 5 añitos, por su propio padre Dustin William Kent ha dado un tremendo giro. Al parecer, el estadounidense, a quien un juez peruano acaba de darle dos meses de prisión preventiva, no sería el malo de esta historia, pues un fallo de la Corte Superior de Los Ángeles, de abril del año pasado, le otorgó la custodia exclusiva de su hija. Él solo quería recuperar a su pequeña, quien fue sacada de Estados Unidos por su madre Rose Mary Chacón de manera ilegal según las mismas autoridades de nuestro país, pues lo hizo sin permiso del padre ni de un juez.

En una teleconferencia con ‘Reporte semanal’, los padres de Dustin, Bill y Tamara, lloran de forma desconsolada porque hace un año y medio no ven a su querida nieta y, encima, deben soportar que su hijo esté preso en un país lejano por intentar recuperarla. Es más, la defensa legal de Dustin señaló que las autoridades de Estados Unidos desestimaron la gravísima acusación contra él, hecha por Rose Chacón, quien había declarado que él realizaba tocamientos indebidos a su niña. Tan falsos consideraron estos terribles cargos que son investigados con la mayor seriedad en ese país que le dieron la custodia total de Adriannita.

Dustin, desesperado porque no veía a su hijita tanto tiempo, tomó la imprudente decisión de contratar a un antiguo policía británico de Scotland Yard para raptarla y llevarla de regreso a Estados Unidos. Pero fueron capturados y hoy están encerrados. Dustin, quien padece un infierno, dice que no le importa estar preso, porque de Perú no se irá sin su engreída.

Tengo hijos y es mentira que los papás los queremos menos que las madres. Yo, por mis pequeños, doy la vida, como creo que haría la mayoría. Veo a los abuelos estadounidenses llorar como niños por su nietecita y comprendo su dolor. Los adultos nos complicamos la vida por gusto. El asunto de ondo es el bienestar de la pequeña. Si las autoridades de Estados Unidos estudiaron el caso y de- terminaron que Adriannita no corría ningún peligro con su padre, que la horrible acusación por tocamientos indebidos que una cruel patraña y que debía quedarse con él por- que estará mejor, pues lo mejor para todos era respetar ese fallo.

La madre de la niña debería ponerse a derecho ante la justicia del país del norte. Acá no importa si ella es peruana y su expareja un extranjero. Hay que respetar las leyes y, si ella quiere recuperar a su hija, que cumpla con las exigencias de la Corte. Si la historia es como parece ser, me solidarizo con Dustin y espero que cuanto antes se haga justicia con él y sus padres, pero sobre todo con Adriannita, a quien en otos se le ve eliz con su papá”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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