Historia de un matrimonio. (Foto: Difusión)
Historia de un matrimonio. (Foto: Difusión)

Este Búho se detiene a observar la agitada redacción de Trome. Son días de convulsión a puertas de las elecciones congresales, sazonadas dramáticamente con tragedias tan horrendas como la explosión de un camión cisterna que transportaba gas líquido y el asesinato de una vendedora de jugos en Los Olivos. Cuando el trajín periodístico empieza a acorralarme, en la madrugada no encuentro mejor puerta de escape que una buena película.

Y así llegué hasta la aclamada ‘Historia de un matrimonio’ -disponible en Netflix-, el retrato crudo y sin maquillaje de un amor que se va transformando, primero en decepción, en despecho, en impotencia, en resentimiento, en ira, pero que al final regala una gran lección.

El inicio del largometraje, dirigido por Noah Baumbach, desnuda los sentimientos que cada personaje calló. En ella, ‘Nicole’ (Scarlett Johansson), una reconocida actriz, describe punto por punto las virtudes de su aún esposo, lo que admira y ama de él.

Lo mismo hace ‘Charlie’ (Adam Driver), un exitoso director teatral. Aunque este es solo un monólogo interior, queda claro que a pesar de la separación, la joven pareja continúa amándose, pero no se soporta. Las familias perfectas no existen. En medio de este escenario está el gran ‘Henry’ de ocho años, hijo de ‘Nicole’ y ‘Charlie’.

Aunque todo hacía pensar que sería una separación amigable, pues ambos habían decido seguir el proceso sin abogados y lejos de los tribunales, esta se vuelve tormentosa, despiadada y saca lo peor de cada uno cuando así sucede.

Irreconocibles, ‘Nicole’ y ‘Charlie’ deben seguir los consejos de sus abogados para quedarse con ‘Henry’, a costa de confidencias y exageraciones. A pesar de esto, y como debería suceder siempre, la pareja no logra destruir el amor y el respeto que se tienen, como se muestra al final de la cinta.

La película, que contiene escenas desgarradoras, como esa en la que ambos personajes se enfrentan y terminan diciéndose verdades hirientes, ha calado profundamente porque aborda la separación o el divorcio desde una perspectiva tan real, que quienes han pasado por ese proceso se sienten identificados. Al respecto, el director no oculta que el filme recoge episodios de su propio divorcio con Jennifer Jason Leigh: ‘El divorcio es una especie de muerte. En realidad, la sensación que deja es muy parecida a la de un dolor fantasma, es como un brazo amputado. Duele algo que ya no te pertenece, que ya no tienes. Si pierdes a un ser querido, basta con hacer el duelo correcto. Ya no está más. Pero la persona con la que has convivido es parte de ti mismo y sigue ahí al otro lado del teléfono. Separarse de ella (o él) es separarte de ti mismo’.

Vale la pena darse un respiro, coger el control y buscar esta película, que no en vano ha logrado seis nominaciones a los Premios Óscar. Lo sutil y simple también puede ser hermoso y emocionante. Apago el televisor.


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