El Chato Matta llegó al restaurante por una rica sopita a la minuta con carne molida y, de segundo, un estofado de res con papita amarilla y aceituna.

“María, me timbró el famoso doctor Chotillo. ‘Chatito, tengo una res de pisco y unas costillitas de cerdo. Baja urgente al local del tío Felipe. Por fin me pude escapar de mi casa, esta noche es la noche. Click’.

Estaba cansado y ya me iba a mi casa, pero el cirujano me insistió tanto que no pude decirle no. ‘Compadrito me dijo, te juro que Pancholón es mi perdición. La otra noche me llamó y me dijo: ‘Chotillo, no seas gil. Si tu novia está en la casa de su mamá, tenemos que hacerla. No te preocupes por los pantaloncitos, yo mismo soy. Estás con suerte porque un par de ‘minas’, que conocí en Miraflores, han venido para la feria de ‘Mistura’ y yo voy a llevarlas. Apúrate que vamos a hacer una previa en la Calle de las Pizzas. Fui volando en mi poderoso carro y mis ojos se encontraron con dos mujerones, pero eran trigueñitas y no blanquiñosas, como la mayoría de argentinas.

‘Che, no seas boludo. Es que no somos de Buenos Aires, sino de Mendoza, la tierra del vino’, me dijo Nara, la más pechugona. Pancholón se apuntó con Romy. Me emocioné con las gauchas, empecé a pedir jarras y jarras de chela y piqueos criollos.

En un momento que me fui al baño me alcanzó Nara.* ‘Doctorcito, vos sos un hombre de verdad, un caballero. No como ese mañoso y cochino de Pancholón, que cuando me levanté, me metió la mano y se relamió la lengua. Vos sos lindo, tal como te soñé’, y ¡fuaaa! me dio un tremendo chape. ‘Vamos a un boliche más privado’*, me susurró al oído. Yo no le dije nada a Pancholón, dejé dos jarras pagadas con el mozo y arranqué rumbo a un depa privado que tengo cerca a Miraflores, cuando me escapo de mi novia, la escultural Mery. Allí, Nara me sirvió una copa de vino y me dijo: ‘Che, morocho. Me voy a desnudar para vos’.

Yo estaba emocionado. Me fui al baño a sacarme el calzoncillo y regresé al toque. Ella me recibió con otra copa y me dijo: ‘*¡Salud, negro. Sos un tigre, pará, pará…!’* Tomé rápido para hacerla mía. Después de eso, se me nubló todo y ya no me acuerdo de nada. Cuando desperté, era de noche. Prendí la luz y casi me desmayo. ¡¡Habían limpiado mi depa de soltero!! Hasta mi celular desapareció. Yo estaba medio zombi y llamé a Pancholón. ‘Gordo, ¡tu amiga argentina me pepeó y robó mi departamento!’ ‘¡Oye, sonso me gritó. Te estaba haciendo una broma. Yo conocí a esas prostis en la avenida La Marina, creo que son de la selva. Esas no son ni de la avenida Argentina. No me diste tiempo de decirte la firme, te fuiste como loco y encima apagaste el celular’. ‘Chato, Ya perdí, encima mi novia ya se enteró de todo. ¡¡Pancholón es una basura, buahhh!!’” Pucha, ese doctor tiene mujer y sigue en sus cochinadas, todo por juntarse con Pancholón. Me voy, cuídense.

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