Alexandra Grande: Medalla de oro en Karate femenino. (Foto: GEC)
Alexandra Grande

El fotógrafo Gary llegó al restaurante por un sabroso plato de carapulcra con chanchito, arrocito blanco, yuca y rocotito molido. Para calmar la sed pidió una jarrita de agua con hierbaluisa tibiecita. “María, llegó a la redacción mi amigo, el gran periodista y marketero ayacuchano Malcom Mendocha. Estaba emocionado. ‘¡Explotó mi corazón!’, por el histórico combate de la valiente y dulce karateca limeña, en los recientes Juegos de Lima 2019. Pensé en el día que nos reencontramos en el hotel Westin, antes de los Juegos Panamericanos, prometiendo una medalla de oro. Recordamos cuando su mamá Mercedes, aún con dificultades económicas, la llevaba chiquilla a entrenar hasta el Rímac.

Su figura era frágil y le permitió hacer ballet. Después, en las instalaciones del Estadio Nacional, vio vibrantes peleas entre niñas y las artes marciales se apoderaron de ella. Hoy sus certeros golpes de puño y fantásticos giros de cadera tumban a rivales mundiales.

Calladita llegó de Medellín (Colombia) con el primer puesto de Odesur. Fue el escalón a la consagración internacional.
Su entrenador, Roberto Reyna, le hablaba al oído para potenciar sus piernas, que salían al ataque por instinto.
Los duros golpes lastimaron su hombro. Pero la mujer guerrera no cayó al ‘tatami’ y se coronó campeona en los Juegos Panamericanos de Toronto.

Le da pena ver pelear a los perros. Tierna, besa a sus mascotas, como besa con orgullo sus incontables medallas.
Durante una entrevista, un sospechoso individuo grandulón no le quitaba la mirada. Ni bien escuchó que era nuestra Campeona Mundial en Montreal, el tipo desapareció y solo sonrió.

Criada en un hogar de buenos principios, lleva una vida disciplinada. Así, contundente, le dijo ‘no’ a un programa de reality. Es el rostro del karate peruano.
Pide que se fijen en los barrios, sabe que hay chicos con talento, solo es cuestión de formarlos.
Sin maquillaje, la humilde y hermosa atleta dorada entró a la gloria del pueblo’”. Pucha, el señor Malcom siempre junto a personas increíbles. Esta vez, al lado de la grande Alexandra. Me voy orgullosa. Cuídense. 

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