Tratar con respeto a los ancianos
Tratar con respeto a los ancianos

Mi amigo Gary llegó al restaurante por sus tallarines verdes con bistec apanado y su jarrita de emoliente. “Se habla mucho del llamado lenguaje inclusivo o no sexista, que defiende el uso del símbolo de la arroba (@) y la ‘e’ o la ‘x’ cuando se hace referencia al masculino y al femenino. También proponen decir, por ejemplo, ‘las vecinas y los vecinos’, ‘todas y todos’ o ‘las y los estudiantes’. La idea es no discriminar a ningún género. Ya la Real Academia Española (RAE) ha expresado una posición contraria a esta tendencia. Pero al margen del debate que se pueda generar en torno de este polémico tema, pienso que el lenguaje inclusivo no debe referirse única y exclusivamente al género, sino también a otros tipos de marginación.

Me hizo pensar sobre esto un mensaje que encontré en Facebook: ‘¿Quieres aprender un verdadero lenguaje inclusivo? Háblale con respeto a un anciano, con dulzura a un niño, con firmeza a un infractor, con amor a tu pareja y con ilusión cuando hablas del futuro de tu comunidad. ¿Quieres otro verdadero lenguaje inclusivo? Aprende braille para entender cómo lee un no vidente, lenguaje de señas para hablar con un sordomudo. Aprende a hablar pacientemente para poder comunicarte con un autista, a hablar con pasión de los éxitos del mundo y con dolor por el sufrimiento ajeno. Incluir no es cambiar letras, es cambiar en serio’.

Me pareció interesante esta reflexión, que sinceramente la tomo como una lección. Muchas veces uno camina por la calle sin prestarle atención a un ciego o a un sordomudo. Estas personas no tienen las mismas facilidades que los demás para caminar, cruzar la pista, encontrar un lugar. O comunicarse verbalmente y expresar sus sentimientos si al frente no tienen a alguien que los entienda. Sin duda, necesitan la comprensión, la solidaridad y el apoyo de los demás. Por su parte, los autistas tienen dificultades para socializar y comunicarse, por lo que su conducta puede ser, a veces, considerada inapropiada, pero son personas completamente inocentes, lo que puedan decir o hacer no tiene ninguna carga de malicia.

Igual que las personas con síndrome de Down, quienes deben ser tratadas con paciencia, tolerancia y respeto. Y estas conductas de amor al prójimo deben ser enseñadas desde el hogar, por los padres, para ser reforzadas en el colegio. Sin embargo, noto mucha insensibilidad y falta de humanidad incluso en las autoridades. Es el momento de cambiar”. Mi amigo Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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