Los valores y la educación vienen de casa.
Los valores y la educación vienen de casa.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un chaufita de mariscos y pescado con cremas, rocoto molido y, para la sed, una chicha morada fresquecita.

“María, es importante que los padres tengan siempre presente que son modelos para sus hijos, así que están obligados a ser buenos ejemplos. Creo que una de las cosas fundamentales que deben enseñarles es el deseo de superación, pero siempre de manera honrada, con trabajo y estudio. Todos tenemos sueños, metas, ansiamos vivir mejor. Sin embargo, en estos tiempos, cada vez hay más muchachos que solo quieren divertirse, frecuentar las discotecas más caras, viajar al extranjero, tener joyas, ropas de marca, un moderno auto y dinero en los bolsillos, ¡pero sin trabajar!

Ahí es cuando vienen los problemas, pues muchos cruzan la línea, ya que solo quieren dinero fácil y rápido. Entonces caen en la delincuencia, roban o venden drogas, se prostituyen y hasta sostienen relaciones escabrosas con cualquiera que sea capaz de cumplirles sus caprichos. En busca de satisfacer sus deseos, muchos malogran su vida para siempre. Por esto es tan importante que los padres dialoguen con sus hijos, que les hagan ver lo que está bien y lo que está mal, que se ganen su confianza.
Ahora que van a comenzar las clases escolares, sería bueno que papás y mamás incentiven a sus hijos a plantearse metas. Por ejemplo, si el año pasado tuvieron bajas calificaciones en algún curso, pueden decidirse a obtener mejores notas esta vez, para lo que deberán trazar un plan de acción que, por ejemplo, puede incluir una hora más para el estudio de dicha materia.

Conseguir objetivos ayudará a los chicos a tener más confianza en sí mismos, a valorarse mejor y a tener fe en el trabajo, pues les demostrará que este siempre rinde frutos. Por simple lógica, un chico que dedica más tiempo a los estudios obtendrá mejores notas que uno que no estudia. No hay secretos en eso. Pero casi siempre, lo más difícil es decidirse a trabajar más duro. Eso requiere de disciplina, constancia, orden y paciencia, y la verdad es que la gran mayoría no está dispuesta a hacer ese esfuerzo. Por eso, es fundamental la actuación de los padres, pues deben motivarlos con cariño y respeto, con palabras de aliento y también con el uso de su autoridad.

De ellos muchas veces dependerá que sus hijos sean comprometidos con el trabajo, o que se acostumbren a dar solo lo justo para cumplir. Si un padre logra que su hijo sea disciplinado y que siempre dé lo mejor de sí en cualquier tarea que emprenda, habrá conseguido que ese muchacho tenga grandes posibilidades de triunfar en la vida”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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