Benji terminó mal
Benji terminó mal

El Chato Matta llegó al restaurante por su cebiche de bonito, un arroz con hueveras y salsita criolla con ají limo. Para calmar la sed se pidió una agua de carambola heladita. “María, me encontré con la gente que trabajaba conmigo en el ministerio y me cuentan unas historias alucinantes. Uno de los más carismáticos patas de la mancha era ‘Benji’. De joven ingresó a la universidad y se casó con una gordita que había sido su enamorada desde el colegio.

Le iba bien en la vida. Trabajaba como jefe de contabilidad de una gran empresa. Su matrimonio se mantuvo sólido y criaron bien a sus dos hijos. Uno estudiaba en la universidad y su hija estaba en secundaria. Pero de un momento a otro, el cincuentón empezó a salir a tomar con amigos después del trabajo y en esas saliditas conoció a una practicante de la oficina que al bailarle pegadito, le susurró: ‘Qué bien bailas, tigre. Se te ve muy joven y fuerte...’.

La ‘Bebita’, como le decían sus causas, era espectacular. Un viernes como a las 11 de la noche recibió una llamada a su celular: ‘Hola, ¿con el ‘tigre’ Benjamín? Soy yo, tu bebita. Estamos en una discoteca de Miraflores y todas mis amigas han venido emparejadas y yo solita, te necesito’. ‘Benji’ temblaba de ansiedad. Saltó de la cama, se metió a la ducha y comenzó a cambiarse mismo ‘Flash’.

Su esposa se despertó: ‘A dónde vas a esta hora’. ‘Amor, me han llamado de la oficina. Han llegado para hacer una auditoría sorpresa, me llamó el mismo dueño’. Tomó un taxi y vio a la flaquita con una minifalda de infarto. ‘¿Y tus amigas?’, preguntó. ‘El ambiente está monse, vamos a otra discoteca’, respondió la muchacha. Esa noche ‘Benji’ se reventó como mil soles, pero la chica le dio su premio.

Después confesaría: ‘Muchachos, nadie me había hecho el amor así, era un volcán, puro fuego’. Llegó a su casa el sábado con el pan y todavía mandó al diablo a su señora. La ‘Bebita’ consiguió rapidito sus objetivos. ‘Benji’ botó a una asistente para que ingresara ella a trabajar a su lado y se fue de su casa a vivir con su amante a un ‘depa’ en Lince.

La esposa, desesperada, fue con su hermana y le pegaron a la amante en la puerta del edificio. Benjamín le mandó una carta con su abogado exigiéndole el divorcio. Sacó un departamento a nombre de la chica. La madre de ella iba a quedarse a dormir a cada rato. Así pasaron dos años, pero ingresó un gerente joven como jefe de ‘Benji’ y la ‘Bebita’.

El pata vio una mirada coquetona y se dijo: ‘Esta es más fácil que la tabla del uno’. Un día envió a ‘Benji’ toda la tarde a un trabajo fuera de la oficina y la invitó a ‘tomar lonche’, pero se la llevó al ‘Escarabajo’. En la oscuridad, la ‘Bebita’ se hizo la borracha y lloró quejándose de que ‘Benji’ le pegaba y que era ‘un viejo que me da asco’. Esa noche terminaron en el ‘Melody’.

Al día siguiente, ella no fue a trabajar. Cuando ‘Benji’ llegó, no lo dejaron ingresar: lo habían despedido. Desesperado, nuestro amigo se apareció en su ‘depa’, pero no podía abrir. Por la ventana salió la mamá de ‘Bebita’. ‘¡Ya no vas a entrar a la casa de mi hija, viejo sinvergüenza! Le hiciste perder dos años, fracasado. Felizmente se quitó la venda de los ojos, pues le estabas pasando tu vejez’. Y le tiró las maletas con su ropa.

Humillado, llorando sin casa, trabajo, ni familia, llegó al hogar que abandonó. Su esposa la gordita, por sus hijos, compadecida le dio un cuartito en la azotea donde comparte el ambiente con ‘Sultán’, el perro de la familia. Ahora llora y promete venganza”. Pucha, qué triste historia, pero ese viejo nunca debió dejar a su esposa por una chibola arribista. Bien merecido lo tiene. Me voy apenada, cuídense.

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