Mi amigo Gary llegó al restaurante por su pollo a la olla con sus papas sancochadas y ensalada de cebolla, y su jarra de agua de manzana. “, el caos vehicular es un problema de nunca acabar en Lima y no solo causa pérdida de tiempo y dinero. Un 92 % de ciudadanos de Lima sufre de estrés por culpa de la congestión de carros, según un estudio de Tráfico y Tendencias de Movilidad Urbana realizado por la Escuela de Postgrado de la Universidad del Pacífico. El congestionamiento vehicular empeora el panorama en una ciudad asediada por otros problemas como la inseguridad ciudadana, el desempleo y la contaminación. Además, significa un duro golpe para los bolsillos de la población. De acuerdo a cálculos de Willard Manrique, especialista en la industria automotriz, tráfico y movilidad urbana, las personas que ganan el sueldo mínimo gastan cerca del 25% de sus ingresos en buses, micros, combis y mototaxis. Estos largos viajes, que muchas veces se tienen que hacer con transbordos, también le quitan calidad de vida a la población. Por eso, de acuerdo a la referida investigación, el 7% de los encuestados se ha mudado cerca de su centro de trabajo o centro de estudios. Así, largos y tortuosos viajes de tres horas son acortados a la mitad o menos. Pero son muy pocos los que están en la posibilidad de alquilar o comprar una nueva casa.

Hasta el momento, ninguna obra vial ha sido tan efectiva como la Vía Expresa que construyó el ‘Tucán’ Luis Bedoya, cuando era alcalde de Lima en los años 60. Es que en esos años, la ciudad no tenía los más de 10 millones de habitantes de hoy. Ni el Tren Eléctrico, que va desde Villa El Salvador hasta San Juan de Lurigancho; ni el Metropolitano, que parte de Chorrillos, recorre el Centro de Lima y llega hasta Naranjal; ni los corredores, sea el ‘azul’, que va por Tacna, Wilson y Arequipa; el ‘moradito’, que sale de San Juan de Lurigancho y recorre la avenida Abancay; o el ‘rojo’ de Javier Prado, que pasa por La Marina y Faucett, han podido solucionar el caos. En algo han ayudado, pero falta mucho más. La próxima gran obra vial, la Línea 2 del Metro de Lima, que unirá a Ate con el Callao en 45 minutos, estará lista para el año 2022, es decir, dentro de cinco años. Mientras tanto, urge que el Ministerio de Transportes y los alcaldes de Lima y los distritos coordinen medidas para poner orden y, por lo menos, paliar el problema, como por ejemplo, el reordenamiento vehicular, la instalación de ‘bypasses’, puentes peatonales, semáforos y la formalización de los servicios de taxi y colectivo, entre otros. Así se reducirían tiempos, gastos y habría menos estrés”. Pucha, mi amigo Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

tags relacionadas

NOTICIAS SUGERIDAS

Contenido GEC