Cigarrito no supo guardar pan para Mayo
Cigarrito no supo guardar pan para Mayo

El fotógrafo Gary llegó al restaurante por su bistec a lo pobre con papas, arroz blanco graneadito y ajicito molido. Para bajar la grasita se pidió una jarrita de anís. “María, vino a buscarme el veterano periodista de política ‘Cigarrito’. Él es de la vieja escuela y me dijo: ‘Yo soy de aquellas redacciones que vivían en ebullición desde las ocho de la mañana, hora en la que el jefe de informaciones tomaba ‘exámenes’ a los redactores.

¿Cuál es la ‘pepa’ del día? ¿Escuchaste la radio antes de venir? En la noche, la mesa de edición tenía más movimiento que la bolsa de Wall Street de Nueva York. Por supuesto, el inmenso y rubio director ponía botellas de whisky y regalaba cajetillas de Marlboro a editores y periodistas que se quedaban al cierre y nunca faltaban los pollos a la brasa y las gaseosas del ‘Dallas’ de San Isidro’.

‘Cigarrito’ no comprende que los tiempos han cambiado. La competencia y los altos tirajes acortan los tiempos de cierre. Los mismos periodistas en las noches estudian otra cosa, incluso otras carreras, maestrías o inglés. Pero ‘Cigarrito’ estaba imparable: ‘Lo que más me amarga es que la redacción de hoy parece un hospital, silencio total. No veo a una chica apasionada como la ‘China’ de policiales. Siempre en romances locos’.

Bueno, en eso puede tener razón. En esas redacciones antiguas se vivían relaciones románticas que parecían culebrones venezolanos de la época. El mismo ‘Cigarrito’, por dársela de conquistador, recibió un castigo ejemplar y lo mandaron a la ‘Siberia’ un mes. Es que mi amigo era la estrella del diario. El director le dio una comisión confidencial. “‘Cigarrito’, me han informado que en la selva se va a producir un encuentro secreto entre funcionarios del Ministerio de Interior y los líderes de un grupo terrorista. El dato es desde muy arriba y solo nuestro periódico tiene la información. Anda a Administración para que te den tus viáticos y tus pasajes aéreos a Iquitos, sales mañana a primera hora con el ‘Chino’ Domínguez”.

‘Cigarrito’ se emocionó y llamó al anexo de la fotógrafa Carolita, su bobo: “Tengo una bomba que contarte. Te invito a almorzar al ‘Superba’”. Allí deslumbró a la chibola y le robó varios besos. A las siete de la noche, ambos estaban bien picados y ‘Cigarrito’ le propuso ir a un hotel. ‘Estás loco, mañana tienes que viajar a esa tremenda comisión con el ‘Chino’, anda a tu casa a descansar para que vayas tempranito al aeropuerto’, le dijo ella. ‘Cigarrito’ estaba ebrio de lujuria, embarcó a Carola y él se fue al Centro, al night club ‘La Sirena’.

Allí se metió una ‘bomba’ y salió con una ‘lolita’. Después no recuerda qué pasó. Amaneció pepeado en la puerta del Queirolo sin billetera, reloj, casaca ni zapatos, ¡y sin viáticos ni pasaje de avión! Eran las ocho de la mañana y su vuelo salía a las seis. El ‘Chino’ Domínguez, buena gente, hizo aguantar el vuelo una hora y media, pero ‘Cigarrito’ nunca llegó. Cuando se apareció al día siguiente en el diario y vio impresas las grandes fotos de Domínguez con un gran texto sobre el encuentro en la selva, el director le gritó su vida: ‘Desgraciado, maldito, irresponsable, primero es la noticia y después el trago y las mujeres, con...’”. Pucha, ese señor ‘Cigarrito’ era un gran periodista, pero por mujeriego nunca guardó pan para mayo. Me voy, cuídense.

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