Mi amigo, el fotógrafo , llegó al restaurante por un delicioso cau cau con arroz blanco graneadito, rocotito molido y una jarrita de emoliente con cebada y linaza. “María, un grupo de jóvenes universitarios me mandó un correo pidiéndome una cita con el popular ‘Cigarrito’. Lo llamé a su celular y me dijo ¡¡Gary, en media hora llego!! Me fui a una esquina y le dije: ‘Si estás resaqueado o en ‘bomba’ mejor ni te acerques, a los jóvenes se les da buen ejemplo’. ¡¡No hermanito, ayer me acosté viendo ‘Beto a saber’, tú sabes que estoy al tanto de la coyuntura, especialmente de lo que habla Jorge Barata!! Se apareció con un terno, que creo compró en esos remates de ropa que llegan de Estados Unidos y que son de ‘finaditos’. Lucía elegante, solo que su tez blanca está marcada por inmensas arrugas en la cara, como si por allí hubieran pasado los bólidos del Rally Dakar. Los jóvenes lo trataron con reverencia. Las chicas le iban a dar la mano, pero mi amigo, mismo ‘Drácula’, se abalanzó para besarlas en la mejilla.

Pero me sorprendió cuando comenzó su charla. Regla número uno:

Si alguno de ustedes cree que trabajando como periodista se va a hacer millonario y tener mucha plata, que se vaya por esa puerta.
En esta profesión la mejor gratificación es defender una causa justa, sobre todo la verdad y denunciar los abusos del poder y sus poderosos tentáculos. El buen periodista es solo amigo de la verdad y debe desconfiar de los guiños que te hacen los poderosos. Lo más gratificante de este oficio es el reconocimiento de los lectores, ellos saben quiénes son los plumíferos que venden su pluma por plata.

Los ‘mermeleros’ que fueron ‘aceitados’ por Vladimiro Montesinos terminaron en la cárcel, en la ignominia, o fueron expectorados de los medios donde en las épocas negras le hacían entrevistas ‘exclusivas’ al ‘Doc’. Hoy podrán tener plata, se habrán reciclado en otros ‘negocios’, pero son apestados entre los verdaderos hombres de prensa. ¿Me piden algunos libros sobre periodismo? Les recomiendo para empezar este ciclo de charlas, uno: ‘Cusco: tierra y muerte’ de un Hugo Neira jovencito, enviado especial a Cusco, a las impresionantes tomas de tierras que le dieron el puntillazo final al feudalismo y al gamonalismo en esa zona del país. Si me piden una película, les recomiendo ‘Todos los hombres del presidente’, de Alan J. Pakula (1974). Inspirada en hechos reales. El trabajo de los periodistas de ‘The Washington Post’, Bob Woodward y Carl Bernstein, que terminaron por descubrir el ‘Caso Watergate’ que obligó a Richard Nixon a renunciar a la presidencia de los Estados Unidos’”. Pucha, según Gary el señor ‘Cigarrito’ se lució. Lástima que por su mala cabeza no guardó pan para mayo. Me voy, cuídense. 

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