Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un espectacular sancochado con carne de res, pollo, papa, choclo, col y un choricito que le da un rico sabor. También se pidió una porción de arrocito blanco, salsa de cebolla y una tacita de manzanilla para bajar la grasita. “María, los investigadores sociales no dejan de analizar el comportamiento y las costumbres de los jóvenes de estos tiempos. Las nuevas generaciones son muy distintas a las anteriores por la irrupción de Internet, los teléfonos inteligentes, las Tablets y Laptops. Se dice que en muchos casos, están creando personas individualistas y egoístas, a las que solo les importa satisfacer sus deseos. La familia es dejada de lado. Los hijos pueden estar en casa, pero no conversan con los padres, no pasan tiempo con los hermanos. Ni hablar de que le dediquen tiempo a los abuelos o familiares enfermos. Se la pasan conectados a Internet, muchas veces dialogando durante horas con gente a la que jamás han visto en persona. Yo diría que son tiempos diferentes. Cada vez es más común ver a dos jóvenes enamorados sentados en la mesa de un restaurante o un café que, en lugar de dialogar, se la pasan concentrados en sus Smartphones leyendo y escribiendo mensajes con gente que está a kilómetros de distancia. ¡Ignoran a la persona que tienen en frente para dedicarle la mayor parte de su tiempo al ausente!

Lo positivo es que, al haber nacido en medio de tanta tecnología, tienen una enorme capacidad para adaptarse a los nuevos adelantos. Bien llevados por los padres y maestros podrían convertirse en adultos responsables productivos. De lo contrario, si no tienen control, corren el riesgo de convertirse en personas cada vez más individualistas, a quienes los demás importan muy poco. Y si son así, ¿serán buenos padres, buenos esposos? Obviamente, será muy difícil. Por eso, la importancia de los padres siempre es fundamental en la formación de los hijos. Un caso que ha llamado la atención de mucha gente es la llamada ‘Sexy Halloween’, en la Costa Verde. Fue increíble enterarnos que chicas de 14 años acudieron a este tipo de fiestas, donde había adultos hasta calatos consumiendo alcohol y posiblemente drogas, según algunos testigos. ¿Cómo puede ser que un padre permita a su hija estar en estos lugares? Algo está funcionando mal en nuestra sociedad y si la familia no está pendiente de los hijos, ¿quién lo va a hacer? Después nos lamentamos que sucedan desgracias. A poner más atención con los hijos. Todos estos chicos que acuden a estas llamadas fiestas ‘Semáforo’ es porque hay una total falta de control en casa”. Pucha, mi amigo tiene razón. Me voy, cuídense.

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