El fotógrafo Gary nos cuenta sobre la amistad entre Mendocha y el gran Daniel Peredo.
Daniel Peredo

El fotógrafo Gary llegó al restaurante por un sabroso escabeche de bonito con arrocito blanco, bastante cebollita, ají amarillo, aceituna y huevito duro encima. Para calmar la sed, se pidió una jarrita de agua de manzana heladita. “María, llegó a la Redacción mi amigo, el gran periodista y marketero ayacuchano Malcom Mendocha. La tristeza estaba dibujada en su rostro. ‘Gary, hermanito, se me partió el alma por el fallecimiento de , entrañable amigo memorioso, ¡la voz mundialista!

Recordé cuando lo vi llegar chiquillo al suplemento deportivo ‘Crack’. Yo era jefe de Espectáculos y Promociones del diario y fui testigo de su momento trascendental cuando empezó a destacar en lo que más amaba: el periodismo.

Curioso, pero respetuoso, siempre estaba pendiente de mi trabajo. Cuando llevé a la Redacción a José José, me suplicó: ‘Mendocha, dame un cachito, voy a preguntarle al astro’. ‘Dale’, le respondí.
‘Príncipe, ¿estuviste en el estadio Azteca en el Mundial México 70?’, sonrió: ‘¡Claro, chavito! Vi brillar a Chumpitaz y Cubillas frente a Brasil’. Daniel se quedó boquiabierto.

Se enteró que iba a invitar al periódico a Willie Colón y me invocó: ‘Mi sueño es conocer al monstruo de la Fania’. Entendí su ímpetu: ‘Listo, acompáñame, vamos a comprar un trombón’. Caminando por la avenida Colmena hacia la casa musical ‘Villalta’, me contó que su pasión por el periodismo fue inspiración en la figura de ‘Pocho’ Rospigliosi y que su ilusión era llegar a la televisión.

Cuando le entregué el fantástico instrumento al célebre salsero, este exclamó: ‘¡Gracias, brother!’ y sacudió la sala tocando ‘La murga de Panamá’. Danielito no resistió más, y se atrevió hacerle coros y gritó: ‘¡Abran paso, ahí voy’. Y se mandó tremendo baile. Ahí está la foto inolvidable.

Feliz, me llevó a su casa de Pueblo Libre y saboreamos seco de cabrito, como buen chiclayano.

Lo observé abriendo su primer sobre de pago y le aconsejé: ‘Al costado del Congreso venden bonitos anteojos y baratos’.

Entusiasmado, compró lentes modernos y lo invité a almorzar al ‘Mercado Central’. Quedamos impactados, la gente comía leyendo su columna. No tomaba licor, ni fumaba. Nos abrazamos con los ojos llorosos, en su cabina de locución, la noche que clasificamos a Rusia 2018. Se apagó la voz leyenda que transmitió emociones. Hasta siempre, hermanito’”. Pucha, el señor Mendocha siempre te estremece con sus historias. Me voy, cuídense.

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