Los libros aumentan la imaginación de los niños.
Los libros aumentan la imaginación de los niños.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un lomito saltado con cebollita, arrocito graneado y papa amarilla frita. Para tomar, pidió una jarrita de cebadita caliente para matar el frío. “María, hay que tener miedo cada vez que habla el presidente Pedro Castillo en foros internacionales, pues dice cada cosa que nos avergüenza como peruanos pues denota su falta absoluta de preparación, más aún porque se trata de un docente, es decir, de un formador de estudiantes.

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Porque el mandatario no solo es que se expresa mal, sino que tiene nula capacidad expositiva y escasa cultura. Revela algo que nos tiene que hacer reflexionar mucho: los peruanos no leen. O al menos, en muchos sectores, los niños no tienen el hábito de la lectura, pues sus padres priorizan la alimentación, la salud o el ocio, y no el aspecto cultural, que es muy importante.

Por eso cuando crecen, como es el caso de Castillo, su exposición es pobre en léxico y contenido. Lo que debemos desterrar también es que ser pobre no es sinónimo de incultura. Miren nomás al poeta español Miguel Hernández, uno de los más grandes de ese país, que fue casi toda su niñez y juventud un pastor de ovejas.

O a nuestro poeta universal César Vallejo, criado en el pueblo de Santiago de Chuco, en la sierra de La Libertad. El Estado debería realizar ya una ‘cruzada por el fomento de la lectura’, como sugiere la periodista cultural María Ynés Aragonez, quien plantea además que se podría hacer alianza con los municipios, que cuentan con presupuesto para fomentar el hábito de la lectura, a fin de hacer esta ‘embestida cultural’ de una vez por todas.

Y, desde el lado de los padres, una sugerencia: Obliguen a sus hijos a dejar un rato el TikTok y otras redes sociales repletas de banalidades, y que lean. Sáquenlos de esa moda nociva y poco útil para la vida. Llévenlos a las ferias de libros, cuéntenles cuentos cuando son pequeñitos, hablen permanentemente de sus lecturas, háganle retos. Ya verán que eso les servirá en el futuro. Aquí unos consejos:

  • Dar el ejemplo. Si a usted nunca lo ven leer un libro, ¿cómo les exigirá? Hable con el ejemplo.
  • Que intercambie libros con otros niños. Y que cuando se encuentren lo comenten.
  • Tenga siempre libros a mano y no se olvide de comprarlos como nunca se olvidará de la leche o el pan.
  • Cree un espacio cómodo en la casa para la lectura. Que sea como el refugio.
  • Pida consejos para regalarles a sus hijos libros de acuerdo a su edad.
  • Hay que conseguir que los niños vean la lectura como un juego más.
  • Estimule a los pequeños y no los presione con la lectura, no imponérsela.
  • Cuando los lleve a comprar libros, deje que ellos decidan”. Muy bien, Gary. Me voy, cuídense.

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