El Sonámbulo y otro de sus interesantes relatos.
El Sonámbulo y otro de sus interesantes relatos.

Mi amigo, el redactor gigantón ‘Barney’, es relativamente nuevo entre los periodistas del diario que siempre almuerzan en mi restaurante. “María, me dijo, llegué a la Redacción y me encontré con el gran periodista El Sonámbulo, la estrella del periodismo policial.

Cuando yo era chibolo y practicaba en un diario de ‘mermeleros’, donde nos explotaban y no me daban ni para el pasaje, me cruzaba en alguna comisión con el veterano periodista al que admiraba por sus crónicas. Tuvo actos nobles con los redactores jóvenes que no teníamos movilidad, como una vez en que se cayó un bus al Mantaro, con más de cincuenta muertos.

El Sonámbulo estaba con el camionetón de su periódico, con el ‘cañamero’ de chofer y el fotógrafo Gary yéndose al lugar del accidente. Por Yerbateros, donde estaba tratando de encontrar un bus, pasó la móvil del curtido periodista: ‘Chibolo, sube’, me dijo. Tenía varios tápers de pollo a la brasa y gaseosa, ‘para el camino’. Fue mi mejor comisión. Nunca imaginé que años después trabajaría con él. Esta mañana estaba preparando su charla con sus alumnos de la universidad.

'Les presentaré un clásico de un escritor argentino legendario. ‘Emma Zunz’, de Jorge Luis Borges. Es un cuento en que el erudito y muchas veces difícil maestro argentino se pone en la piel de sus personajes, de barrio bajo, bares sórdidos de puertos, vaporinos extranjeros borrachosos y meretrices.

Pero, sobre todo, es la historia sobre una cruel y justiciera venganza, la de una muchacha sana, buena y trabajadora, Emma Zunz, en contra de su empleador, un judío igual que ella, Aarón Loewenthal, culpable de que a su padre lo acusaran de ladrón, lo encarcelaran y terminara suicidándose en Brasil.

Antes de matarse, su papá le mandó una carta donde le cuenta cómo su antes amigo le tendió una trampa para acusarlo, cosa que no podría soportar en vida. Cuando ella leyó la carta, armó un plan para matar a Loewenthal, asegurándose de aparentar que lo hacía en defensa propia.

Para ello se va al muelle y escoge una víctima: un marino sueco borracho. Ella se hace pasar por ‘lolita’ y sostiene relaciones con el navegante. ¿Por qué lo hizo? Lo veremos más adelante. Él le paga y ella destruye el dinero, no se entregó por plata sino por un fin supremo.

Emma va a la fábrica y le dice a Aarón Loewenthal que planean una huelga, por lo que el jefe, interesado en los soplos de una chica guapa, la cita en la noche, sin testigos, para que le dé nombres. Luego induce a Aarón a que salga de su despacho para buscarle un vaso con agua.

Allí coge el arma del verdadero ladrón, el patrón, que estaba guardada en el escritorio; al volver este, lo mató con tres tiros. Llamó luego a la policía y dijo: ‘Él me violó a la fuerza, lo maté en defensa propia’. Efectivamente, la joven presentaba la vagina inflamada y con semen del marinero. Pero nadie se percató de eso y ella vengó a su padre'”. Pucha, qué tales historias. Me voy, cuídense.


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