Seño María
Seño María

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una sabrosa pachamanca a la olla con carne de res, cerdo, pollo, papa nativa, choclo y bastante ajicito molido. Para calmar la sed, se pidió una chicha morada al tiempo. “María, todos los días hay peleas en el Congreso. Mientras los políticos se enfrentan en luchas inútiles, y muchas veces solo es para obtener más poder y dinero, no entienden que se alejan del pueblo. Pero, lamentablemente, parece que eso es lo último que les preocupa. Incluso, defienden a corruptos, como ayer, donde el fujimorismo y el aprismo volvieron a blindar al exfiscal de la Nación, Pedro Chávarry.

Por eso la gente les da la espalda. Es que la mayoría de peruanos trabaja día a día de forma esforzada para ganarse el pan, para llevar la comida a casa. Son dos mundos distintos. Por un lado, el pueblo peruano luchando para desarrollarse, para lograr la superación de su familia, para progresar de forma honesta. Por el otro, están malos políticos que viven en una burbuja, despreciando a la gente mientras se sirven del Estado.

Creo que las personas que trabajan, que se esfuerzan y lo hacen sin dañar a nadie, merecen un reconocimiento. Son los peruanos de a pie que no se casan con la corrupción y que pese a las dificultades, a las carencias económicas, siguen por el camino de la ley y del bien. Esos conforman la mayoría.Ahí están los maestros, los policías y tantos otros que luego de su agotadora jornada laboral, ‘taxean’ o se dedican a otros ‘cachuelos’ para llevar algo más a casa, para que sus hijos coman mejor, se vistan mejor y buscan darles una educación de calidad. En lugar de robar o meterse en asuntos turbios, trabajan más.

Los delincuentes los miran con una sonrisa burlona, porque lo que esos buenos peruanos pueden ganar en una semana o en un mes, ellos lo pueden obtener en un día o en menos tiempo. Tal vez sea así, pero esas personas honradas al final del día pueden irse a la camita a dormir tranquilos y en paz, con la satisfacción de que no defraudaron a los suyos.

Ese buen ejemplo es el que hará a sus hijos personas de bien. El ratero, el corrupto, el estafador, ¿qué ejemplo dan a su familia? Esos que están cayendo en prisión, terminan humillando a sus seres queridos. Las chicas que venden golosinas y gaseosas en los semáforos y supermercados, las mamitas solteras que trabajan en los micros, las que despachan en los grifos, las que se queman las pestañas estudiando, merecen ser felicitadas, porque no escogieron el camino más fácil para obtener dinero.

Sin embargo, los padres deben estar más alertas que nunca porque, tristemente, aumenta el número de chicas que integran bandas de delincuentes. Jovencitas de 18 años o menos son atrapadas por efectivos de la Policía Nacional con asaltantes y otras lacras. Los padres tenemos la responsabilidad de criar a los hijos con el buen ejemplo, pero también hay que hablarles bastante e imponer disciplina en casa”. Pucha, mi amigo tiene razón. Me voy, cuídense.

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