El fotógrafo llegó al restaurante por unos sabrosos tallarines verdes con un churrasco jugoso y una manzanilla calentita. “María, como padre me siento preocupado con lo que está pasando en nuestra sociedad. Es evidente que hay un aumento terrible de la violencia y no solo me refiero a la delincuencia. Gente común y corriente anda por la calle como una ‘bomba de tiempo’ lista para estallar por cualquier motivo. Me pregunto, ¿qué le espera a nuestros hijos cuando sean más grandes? Encima, la juventud es muy distinta a la de hace unos años. Hoy se ve que muchos chicos y chicas ven la vida con demasiada ligereza. Parece que son la mayoría los que no agarran libros, pues si a los escolares y universitarios les haces preguntas básicas, como quién fue Miguel Grau, la fecha de la Independencia de nuestro país o, simplemente, les pides que cante el Himno Nacional, la mayoría no sabrá responder. Si sumas esa alarmante ignorancia al fuerte deseo de muchos jóvenes de ‘disfrutar’ de la vida -parar en fiestas, vestir ropas de marca, tener el Smartphone más caro, manejar su propio auto, viajar al extranjero de vacaciones- sin hacer el menor esfuerzo, es decir, sin estudiar ni trabajar, resulta una combinación altamente peligrosa. Esos muchachos son los que más riesgo corren de cruzar la línea, ir por el camino de la delincuencia para obtener plata fácil y luego terminar en prisión o el cementerio.


Ahí está el hermano de Mario Irivarren, Ricardo, de solo 27 años, que fue capturado por la policía con siete kilos de cocaína. En un juicio rápido, fue condenado a casi siete años de prisión. Ese muchacho arruinó su vida por su mala cabeza, pues tenía todo para estudiar, trabajar y convertirse en un hombre de bien y de provecho para él y su familia. En cambio, eligió avergonzar a los suyos y pasar años tras las rejas. También está el caso del campeón de muay thai, Fredy Lescano Alemán, quien borracho en una discoteca de Miraflores rompió una botella en la cabeza de un joven estudiante a quien introdujo dos veces en la cara el vidrio roto. Le causó terribles heridas en el rostro que pudieron hasta matarlo. Hoy está en Lurigancho con prisión preventiva, a la espera del juicio que seguramente terminará en una condena en su contra. Otra vez, insisto que los padres tenemos una enorme responsabilidad en la crianza de nuestros hijos. Hay que conversar con ellos todos los días, aconsejarlos, educarlos con el ejemplo.


Enseñarles a respetar a los demás. Los hombres ser caballeros con las damas. Los jóvenes resopetar a los adultos y ancianos. No podemos tolerar que sean crueles con nadie. Hay que imponer disciplina en casa con firmeza, pero con cariño y respeto. Hay que abrazarlos fuerte todos los días y decirles que los amamos y que estamos orgullosos de ellos, para que se sientan queridos, importantes y su confianza en sí mismos sea fuerte. No hay que insultarlos ni golpearlos. Debemos tenerles paciencia. Si vemos que tienen problemas de conducta, lo mejor es buscar ayuda profesional para que nos orienten. Debemos lograr que nuestros hijos sean personas equilibradas y felices”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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