El Chato Matta llegó al restaurante por un humeante caldo de gallina negra con presa grande, dos huevos, papita amarilla, cebollita china picadita, limón y su rocotito molido. “María, después de varias semanas me timbró el gran . ‘Chatito, estoy en el depa privado de mi amigo, el ‘abogado de las estrellas’. Han llegado las terribles primas de ‘San John de Miraflores’, más fuertes que nunca… Llegué volando y encontré a Pancho con uno de los mujerones sobre sus rodillas. Una estaba mordiéndole el cuello para dejarle chupetones. Como música de fondo se escuchaba un tema que está de moda. ‘Despacito, quiero respirar tu cuello despacito/ Deja que te diga cosas al oído/ para que te acuerdes si no estás conmigo... Despacito, quiero desnudarte a besos despacito/ Firmo en las paredes de tu laberinto/ Y hacer de tu cuerpo todo un manuscrito...’. Chato, sírvete un roncito. Tú eres legal y no ‘maletero’ como el doctor Chotillo. Se puso serio y me dijo: Yo no le creía a mi procurador Beto, cuando un día me llevó a un costado y me dijo: ‘Panchito, ten cuidado con ese Chotillo, siempre habla mal de ti. Ahora le dicen ‘Pura Vida’ por ‘mala leche’. Dice que ya no eres el de antes, que tu celular se está oxidando porque ya no entran llamadas de los calzoncitos y encima nunca pones ni un sol para el trago. Haces la chancha y hasta te quedas con un sencillo. Lo peor es que anda diciendo que ni un Viagra de 100 te levanta’. Chato, me dolió lo que me contaba Beto. A ese muchacho siempre lo traté como a mi hijo. Lo hice debutar viejo, a los 30 años, en el mundo de la canallada con una meretriz. A esa chica le pagué para que se haga pasar por una universitaria. Él nunca se enteró de que la chica a la que convirtió en su enamorada y le regalaba rosas y peluches, se acostaba con turistas chinos y coreanos por 100 dólares.

Pero la vida da muchas vueltas. Justo el viernes recibí la llamada del doctor: ‘Maestro, perdóneme que no lo haya llamado en tanto tiempo. Es que mi esposa me tiene prohibido de verlo. Panchito, por favor, estoy viviendo un infierno. Parece que estuviera secuestrado, una chiquita’. ‘Chotillo, estás con suerte’, le dije. Acaba de llegar una españolita que está más rica que Milett en hilo dental’. ‘Hola, chaval, joder. Estoy buscando un tigre peruano’, le dijo Melody al médico que se puso virolo. ‘Doctor -le aconsejé-, no florees mucho. Un par de tragos y de frente a La Posada’. Al día siguiente, me despertó mi amigo, el comisario. ‘Pancho, encontramos a tu amigo en la Costa Verde. Botaba espuma por la boca. ‘Chotillito, no gastes en hotel. Mejor vamos a la playita’, le dijo Melody. Allí, frente al mar, aparecieron ‘Los Malditos del Sur’, quienes desmantelaron su camioneta. Lo subieron a otro auto y lo obligaron a sacar plata de su tarjeta. Cuando se quedó sin un centavo, lo dejaron tirado en la Costa Verde. El médico ha puesto una denuncia, dice que tú lo centraste”. Pucha, no sé qué clase de amigos tiene el Chato. Ese Pancholón es un sinvergüenza. Me voy, cuídense.

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