Para Ximena Meneses, psicóloga infantil de El Búho Luigi, "La actividad lúdica es una de las primeras formas de expresión de los niños. Incluso antes del lenguaje, los niños comienzan a jugar desde sus primeros días de vida"
Para Ximena Meneses, psicóloga infantil de El Búho Luigi, "La actividad lúdica es una de las primeras formas de expresión de los niños. Incluso antes del lenguaje, los niños comienzan a jugar desde sus primeros días de vida"

Mi amigo Gary llegó por su cebiche mixto con su chicharroncito de calamar y su jarra de limonada heladita.

“María, muchos padres se desesperan por lograr que sus hijos sean matriculados en inicial o primaria sin aún haber cumplido la edad reglamentaria. Se entiende el interés, pero los psicólogos recomiendan dejar que los niños vivan su infancia y niñez con libertad, que la dediquen al juego y entretenimiento, sin la presión de los estudios. Hay personas que se esmeran porque sus hijos sean los mejores, tengan las más altas calificaciones, reciban diplomas y ganen medallas en los deportes.

O que los demás digan que son guapos o inteligentes. En este sentimiento puede haber mucha bondad y demuestra un gran amor por los hijos, pero se da en tal medida que nos impide aceptar la realidad y eso, en el fondo, es negativo y perjudicial. Según diversos estudios, gran parte de los elogios que los padres destinan a sus hijos son exagerados. Cuando a un hijo se le dice ‘eres el mejor de tu clase’ o ‘eres el líder de tu equipo’, el niño desarrolla una motivación que lo lleva a preocuparse más por las recompensas, que sus compañeros sean inferiores o que hablen bien de él, en vez de esmerarse porque el trabajo esté bien hecho.

De esta manera se les pueden crear falsas expectativas que, más adelante, pueden terminar en decepción y frustración. Veamos las consecuencias:

  • Perjuicios en su estado mental. Los niños que están sometidos a demasiada presión constante experimentarán ansiedad e incluso depresión.
  • Peligro de suicidio. No es una exageración. Hay estudios que encuentran un vínculo directo entre las ideas de suicidio y la presión constante de los padres.
  • Problemas de autoestima: Al intentar que los niños sean siempre los mejores, se les puede dañar su autoestima. Así, se impide que vayan formando libremente su identidad y puliendo sus virtudes.

  • Mayores probabilidades de hacer trampas. Ante tanta presión, el niño no puede ver la importancia del aprendizaje o el esfuerzo. Solo querrá tener las mejores notas y no tener rivales mejores que él en los deportes u otras actividades.
  • La frustración lo puede aislar. Cuando un niño siente que el único objetivo es ‘ser el mejor’, puede sentir gran frustración y evitar participar en actividades solo por miedo a no ser el mejor o a no sobresalir.
  • La presión puede causarles estrés. El niño puede vivir en angustia y tener, como consecuencia del estrés, arrebatos de ira, depresión, dolores de estómago, preferir estar solo y otros”

Tiene razón mi amigo Gary. Hay que tener mucha paciencia con los hijos. Me voy, cuídense

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