Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos tallarines verdes con un churrasco a la inglesa y una chicha morada fresquecita. “María, veo en los noticieros las imágenes repetidas del salvaje que en Miraflores arrastra por la vereda a su enamorada y sigo sintiendo indignación. No tengo una hija, pero sí madre, tías, primas, sobrinas y me da rabia de solo pensar que alguien les pueda hacer algo así. El Poder Judicial dio ayer nueve meses de a Martín Camino Forsyth por el presunto delito de contra Micaela de Osma Sovero, pues esta declaró que antes de ser arrastrada, él le puso un cuchillo en el cuello exigiéndole la clave de su celular para revisarlo. También se señala que la ahorcó, pero que ella escapó y corrió, hasta que fue alcanzada por el tipo. A muchos les llamó la atención que se dé un caso de violencia en un barrio acomodado. Creen, de manera equivocada, que solo ocurre entre personas de bajos recursos y escaso nivel cultural.

Ignoran que la violencia contra la mujer se da en todos los estratos de la sociedad, desde el más bajo hasta el más alto. Y no importa la educación, pues retorcidos individuos con estudios en las más caras universidades del extranjero torturan a sus parejas física y psicológicamente con más sadismo y crueldad que algún desempleado pegalón. Estos cobardes se justifican casi siempre acusando a su víctima de infidelidad. ¡Si te engañaron, aléjate, termina con ella, pero no la toques! Creo que la familia, es decir, padres, hermanos, primos, tíos y hasta amistades, deben ser el primer escudo de toda mujer contra los abusadores. La persona que grabó a Camino arrastrando a Micaela era su vecina y decidió intervenir de manera valiente. No miró a otro lado ‘para no meterse en problemas’, sino que defendió a la víctima. Su actuación pudo salvarle la vida. Los padres debemos enseñar a los hijos a respetar y ser respetados.

- Los varoncitos deben entender desde pequeños que a las mujeres no se les toca ni con un dedo.

- Debe quedarles claro que insultos, humillaciones y gritos también son agresiones terribles y dolorosas.

- A las niñas hay que enseñarles que nadie tiene el derecho ni siquiera de hablarles de mala forma o de gritarles. Mucho menos, de tocarlas.

- Educar con el ejemplo. Los padres deben respetarse y quererse, preocuparse el uno por el otro, para que sus hijos los vean y busquen tener una relación igual.

- Si en un hogar, uno de los padres -o ambos- grita, insulta, ofende y hasta golpea, los chicos crecerán creyendo que es normal. De adultos, las hijas aceptarán que su pareja les haga lo mismo y los varones buscarán replicarlo”.

Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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