Mi amigo Gary llegó por su chita al ajo, yuquitas fritas y su jarra de limonada frozen.

, las redes sociales son tierra de nadie. Las medias verdades y las mentiras, involuntarias o premeditadas, con alevosía y ventaja, son peligrosas armas usadas en y para acusar con total ligereza y manchar honras de personas inocentes. El caso del , dueño del chifa ‘Asia’ de , a quien acusaron de preparar con carne de perro sus platos de arroz chaufa, kam lu wantán, pollo en salsa de tausí y chancho con tamarindo, es un claro ejemplo de este desbarajuste.

En una intervención de rutina, los serenos encontraron en la maletera de la camioneta de Liu un perrito al lado de unos costales llenos de carne. Eran piernas y costillas enormes. ¡En todo el planeta no hay un solo perro de ese tamaño! Pero enceguecidos y
desenfrenados, los cibernautas lo acusaron, insultaron, difamaron y hasta amenazaron. Llegaron al extremo de intentar lincharlo y destrozar su local. El caso se hizo viral y se ensañaron con la víctima. La verdad ya la sabemos todos, . ¿Ahora quién le devuelve a Liu su prestigio denigrado, su buen nombre dejado por los suelos? ¿Quién paga las pérdidas económicas que le causaron?

La persona que encabezó esa campaña insensata y temeraria debe ser la primera en ir al chifa de Liu para pedirle disculpas y devolverle a su perrito. Pero los errores y mentiras abundan en Internet. Otro caso fue el usuario de que es . Los ‘justicieros’ de la red, quienes siempre se creen dueños de la verdad, lo insultaron y amenazaron. Lo atacaron sin piedad solo por tener el mismo nombre del violador. No se dieron el trabajo ni siquiera de ver sus fotos para estar seguros de que se trataba de la misma persona.

Las redes sociales e Internet en general se caracterizan por la rapidez con que se procesa y difunde una información. Pocos se toman el trabajo de verificar, confirmar o descartar los datos, por más disparatados e increíbles que estos sean. Al toque los cibernautas, como si fueran robots, le dan like y se lanzan al ataque. También hay despechados que publican mensajes infamantes y hasta fotos y videos de sus exparejas. Su sed de venganza los lleva a exponer esa preciada intimidad que alguna vez compartieron. Si bien Facebook tiene un reglamento para frenar estos casos, en realidad es difícil poner orden en la red. Debería haber una legislación más precisa para que la policía pueda investigar, de tal manera que delitos tan graves no queden impunes”. Tiene razón mi amigo Gary. Me voy, cuídense.

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