Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un caldo de gallina con presa grande, huevo sancochado, cebolla china picada, limoncito, rocoto y, para tomar, una jarrita de emoliente.

“María, converso con la gente y muchos se han quedado impresionados con la sangre fría y crueldad de , ‘La Gata’, quien con solo 22 años mató a balazos a dos hombres en la madrugada del jueves.

Entre un crimen y otro transcurrió menos de una hora y los motivos son absurdos. Al primero, Diego Marticorena, su amigo e integrante de promoción del colegio, le disparó dos veces porque la piropeó. Al segundo, Fredy Marcas, el dueño del chifa al que se fue a comer tras asesinar a Marticorena, lo baleó en la cabeza porque el arroz chaufa que le sirvió ‘no tenía pollo’. Me pregunto, ¿cuántas ‘Gatas’ andan sueltas por las calles, armadas con cuchillos o pistolas? ¿Cuántas son bombas de tiempo que estallarán ante el menor motivo? ¿Cuántas están a un paso de descargar de forma sangrienta todos sus resentimientos, frustraciones, iras y ánimos de revancha?

El psiquiatra Carlos Bromley señala que muchachos como ‘La Gata’ son el reflejo de nuestra sociedad enferma. ¿De dónde viene esta chica asesina, qué situaciones traumatizantes vivió en su niñez, cómo la educaron sus padres?

Está claro que sentía debilidad por posar con ropa sugerente y con armas de fuego. También le encantaba grabarse en video mientras se contorneaba al ritmo de ‘reguetón’, publicar esas imágenes en Internet y leer los comentarios lujuriosos que los hombres le dejaban.

Para la psicoterapeuta Carmen González, Shirley Silva Padilla presentaría un cuadro de paranoia y conducta psicopática. ‘Estamos hablando de una persona con un trastorno mental, que está fuera de la realidad’, precisó. Lo ocurrido en las últimas horas con esta joven ‘es el resultado de una crianza sumamente defectuosa, donde ella ha recibido maltratos. Estas personas son intolerantes y se frustran rápidamente’, remarcó González. Los que somos padres debemos ver muy bien este caso, que debe aleccionarnos acerca de la importancia de criar bien a nuestros hijos. De guiarlos, de imponerles disciplina así se molesten -porque nuestra tarea no es quedar bien con ellos-, pero siempre respetándolos y dándoles amor, sin gritarlos, humillarlos ni golpearlos.

Que les quede claro que las cosas que valen la pena cuestan trabajo. Es necesario impulsarlos a practicar deporte, a juntarse con personas de bien, a alejarse de la gente peligrosa”.

Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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