La Seño María y el fotógrafo Gary nos traen otros interesantes consejos.
La Seño María y el fotógrafo Gary nos traen otros interesantes consejos.

Mi amigo Gary, el fotógrafo, llegó por sus chuletas de chancho con ensalada rusa y su jarra de emoliente tibiecito. “María, hablar bien, con claridad, firmeza y elocuencia es importante y necesario no solo para desempeñarnos en el campo profesional, sino también para la vida diaria y en el ámbito social, hasta con la familia y los amigos. Una persona que se expresa bien no solo se comunica adecuadamente y se deja entender con claridad, sino que también infunde respeto y proyecta una buena imagen.

Pero no solo hay que pensar en el contendido del mensaje, las ideas, su estructuración y los objetivos que se persiguen. En la comunicación verbal es clave tener en cuenta la correcta vocalización, articulación y pronunciación para tener claridad y elocuencia. Aquí te dejo unos tips.

Vocabulario claro y conciso. A veces, cuando se trata de ser elocuente, menos palabras es más claridad. No agregues palabras cuyo significado desconoces para sonar más elocuente.

Haz referencias útiles.
Cuando sea necesario, incluye alusiones a cosas que ayuden a explicar un pensamiento o idea o que, de otro modo, le dé más claridad.

No uses muletillas. Nada suena menos sincero que llenar espacios con muletillas. Desde un simple ‘o sea’ o ‘este...’ hasta el infaltable ‘¡qué calor hace!, ¿no?’.

Piensa lo que vas a decir.
Así como se piensa para escribir una respuesta, preconcebir la idea nos dará tiempo para formular exactamente lo que vamos a decir y cómo vamos a expresarlo.

Supera la ansiedad. Es difícil sonar elocuente si la voz tiembla, se habla demasiado bajo o tartamudea. Si es necesario, acude a ayuda profesional.

Mantente relajado.
Si estás tenso, estresado o pareces nervioso, no podrás ser elocuente.

Habla con confianza. Esto te da más credibilidad y curiosidad por seguir escuchándote. Si lo haces, cada vez tendrás más confianza. En esto no hay pierde.

Reduce la velocidad.
Si habla muy rápido, el más elocuente de los oradores suena ansioso y sin preparación.

Presta atención a los oyentes. No solo si estás dando un discurso, sino también en el habla cotidiana. Haz contacto visual con el o los oyentes, también escucha lo que tienen que decir.

Practica frente a un espejo.
Puede parecer una tontería, pero si puedes verte a ti mismo hablar, podrás ver lo que tienes que cambiar.

Dedica tiempo a la lectura. Para hablar, hay que saber qué decir. Y eso solo se consigue leyendo”. Tiene razón mi amigo Gary, Me voy, cuídense.

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