Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos sabrosos tallarines con pollo y su papa a la huancaína con huevito duro y aceituna. Para la sed, pidió una jarrita de agua de cebada al tiempo. “María, es una verdadera lástima la . La chica, de solo 20 años, fue golpeada salvajemente y acuchillada siete veces en el cuello por su ‘amigo’ Erik Espinal Hernández, de la misma edad, porque se negó a tener relaciones sexuales con él.

Según la policía, el asesino estudiaba ingeniería en la Universidad Privada de Ciencias (UPC), a la que asisten en su mayoría muchachos de clase media, y pasaba largas horas frente a la computadora jugando Dota 2, un videojuego de estrategia. Todo comenzó el fin de semana, cuando Erik fue en su carro hasta el cono norte para recoger a Marielena en su casa y llevarla hasta la vivienda de él, en San Isidro. Allí, comieron pizza y luego trató de convencerla para tener relaciones sexuales. Ella se negó y, como él insistió, se molestó y decidió irse a su domicilio. Pero él la calmó, le habría ofrecido disculpas y la convenció para que suba a su carro, pues era de noche y la llevaría a su casa para más seguridad. Pero poco después de salir, cuando estaban en una calle solitaria, él volvió a insistirle para tener sexo y ella no aceptó.

Entonces, lleno de ira, la golpeó en la cara y la joven se defendió arañándole el rostro. Fue cuando el tipo sacó un cuchillo que le clavó varias veces en el cuello, hasta matarla. Luego, avanzó con su auto hasta llegar a Surquillo, donde arrojó el cadáver a la pista y volvió a su hogar. No contó con que una cámara de seguridad lo grabó sacando el cuerpo del vehículo, lo que sirvió para capturarlo horas después en su casa. El error de Marielena fue confiar en este tipo de mirada extraña y aceptar ir a su casa. En febrero de este año, también dentro de su auto, Erik Espinal intentó abusar de otra chica, quien le arañó el rostro, del mismo modo que Marielena. Sin embargo, esa joven sí tuvo suerte y pudo escapar. Luego lo denunció a la policía, que no continuó con la investigación y hoy se lamenta por no haber insistido. Este terrible caso, uno más de una larguísima lista de crímenes de mujeres, debe servir para abrir los ojos a las chicas, ponerlas en alerta y dejarles bien claro que corren muchísimos peligros, más de los que creen. En primer lugar, no deben confiar en nadie porque les puede costar la vida. El asesino de Marielena estudiaba en una universidad, no tenía el perfil de un delincuente. Todo parecía indicar que era un psicópata. Por eso, las chicas deben estar bien atentas al comportamiento de la gente que la rodea y, por favor, obedecer a sus padres”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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