Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un rico lomo saltado con arroz blanco graneadito y su rocotito molido. Para calmar la sed, pidió una jarrita de emoliente al tiempo. “María, llegó a la Redacción mi amigo, el gran periodista y marketero ayacuchano, Malcom Mendocha. ‘Gary, tuve la fortuna de conocer a la adorada animadora infantil , desde su aparición en Canal 4, con su fantástico programa ‘Hola, Yola’. Y como redactor bisoño observé de cerca su cariñoso y serio trato a los niños, sin distinción alguna. Con mi fiel grabadora, recogía sus declaraciones cuando se apagaban las luces del set y descubría historias asombrosas.

Yola Polastri fue tocada por el arte desde que aprendió ballet clásico y en las aulas de su colegio, en Lince, le inculcaron valores y a jugar básquet. Criada en un modesto hogar, Augusto, su excéntrico hermano bailarín, la llevó al estudio televisivo donde se convirtió en la legendaria ‘Chica de la tele’.

Entre bambalinas pude apreciar la rigurosa selección del elenco de Yola Polastri, con tres casting, como el movimiento y actitud frente a la música. Así deslumbraron los tiernos ‘Pollitos’, las simpáticas ‘Burbujitas’, con vistosos overoles, guapos ‘Yolaboys’ y las grandecitas ‘Muñecas’.

Mi entrañable amigo, el chiclayano Tito Chicoma, su fiel director musical, me confesó: ‘Yolita tiene oído increíble, porque coincidimos con el repertorio y encandilar con pegajosas canciones’. Así también fueron los discos: ‘La gallina turuleca’, ‘El telefonito’ y ‘Eco’. Mientras metía al estuche su inseparable trompeta, agregó: ‘Me entusiasma la tenacidad de la flaca para producir y dirigir recreativas secuencias’.

Por eso, cuando la televisión mexicana le ¡otorgó el ‘Trofeo Azteca’!, con orgullo le entregué una graciosa caricatura ante cámaras y estalló en carcajadas. Yola Polastri tenía una divina silueta y siempre vestía elegantísima.

Me asombró su apacible temperamento para aclarar algunas leyendas urbanas, sobre romances y estado de salud. Esbozando una sonrisa, Yola Polastri sostuvo que más de un pretendiente asomó por su fama. Y las relaciones platónicas no prosperaron, porque no aguantaron su ritmo de trabajo por sus ‘hijos de pantalla’.

Yola Polastri mencionó que era ajena a trasnochar. Sí, pues, nunca la vi con cigarro o licor entre manos. Le fascina el personaje ‘Peter Pan’, es que tiene alma de niña y no desea ser grande. Ahora nos sorprende con un añorado show y evocando su identidad profesional: recrear y educar. Más de una generación la aplaude en pie, como si fuera ayer’”. Pucha, el señor Malcom siempre aparece en la foto junto a grandes personajes peruanos. Me voy, cuídense.

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