Si cuentas con una que has decidido poner en venta, debes saber que para fijar el precio de venta no basta con comparar lo que sucede a tu alrededor o estimar un número según lo consideres conveniente.

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En principio es importante conocer que en el precio de un intervienen diferentes factores, por lo que sacar lápiz, calculadora y papel siempre será un buen comienzo no solo para que el valor que se fije sea el correcto sino para que el tiempo que demore la venta no sea un obstáculo.

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Entonces, ¿qué indicadores me pueden ayudar a fijar el precio de mi casa?, ¿cómo puedo saber si el valor es el correcto y no está sobre o subestimado?

Aunque no existe una opinión unificada y diversos portales vinculados al sector inmobiliario toman en cuenta diferentes indicadores para fijar el precio de venta de una propiedad, casi todos coinciden en tener en cuenta estos criterios:

1. Ubicación

2. Antigüedad de la propiedad

3. Área total (metraje)

4. Metros cuadrados construidos

5. Condiciones del inmueble (estado de conservación)

6. Parámetros de edificación

Sobre la importancia que juega cada uno de estos indicadores al fijar el precio de venta, en Century 21, la firma de bienes raíces que inició operaciones en nuestro país en el 2016, sostienen que el estado de una propiedad “afecta de primera manera el valor de venta de un inmueble”.

En ese sentido, consideran que “por más que dos inmuebles tengan el mismo metraje y ubicación similares, si uno es más antiguo o tiene un mal estado de conservación, el valor será menor debido a que tendrá una depreciación más elevada”.

CÁLCULO DE LA DEPRECIACIÓN

Tal como explican en Century 21, la depreciación de un predio se calcula basándose en su antigüedad, además de considerar el material de construcción y su estado de conservación.

Según la Tabla de depreciación por antigüedad y estado de conservación formulado por el Consejo Nacional de Tasaciones (Conata), en el cálculo de la depreciación por antigüedad y estado de conservación –que se representa mediante un porcentaje– se toma en cuenta el material de construcción predominante y los años de antigüedad del inmueble.

Así, en Century 21 sostienen que en caso se trate de un inmueble de 20 años de antigüedad, construido en concreto, su depreciación será de 6% si su estado de conservación es considerado “muy bueno”, pero si el estado de conservación fuera considerado como “regular”, la depreciación sería de 16%. “Un 10% de diferencia en el valor”, apuntan.

Según la tabla de depreciación de casas y departamentos, existen cuatro estados de conservación: muy bueno, bueno, regular y malo; mientras que la antigüedad se contabiliza cada cinco años hasta los 50 años, mientras que después de dicho número, el periodo se considera en un solo bloque “hasta 99 años”.

¿TASAR O NO TASAR?

Pero, si no confía en sus conocimientos acerca del mercado inmobiliario, puede optar por los servicios de tasación que ofrecen muchos corredores inmobiliarios o diferentes empresas de bienes raíces.

Al respecto, en Century 21 recuerdan que una tasación es un proceso que sirve para “fijar un valor razonable a un bien” y confirman que en ella “se consideran diferentes factores como la ubicación del inmueble y su accesibilidad, zonificación y oportunidad del inmueble, depreciación del mismo, área, calidad de acabados, entre otros”.

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