POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación

El número de infectados y muertos por el continuará creciendo vertiginosamente en los próximos días hasta alcanzar el pico de la ola, luego amainará paulatinamente. El Gobierno empezó a adquirir equipos refrigerados para almacenar los cuerpos, y que no nos pase lo de Guayaquil, en donde los contagiados quedaban muertos regados en las calles.

Hasta ayer había 9.784 infectados y 216 fallecidos.

“Todas las decisiones que tomamos son como una manta corta, te tapas la cabeza o te tapas los pies, pero algo queda suelto, más aún cuando no conocemos el virus y su comportamiento”, dijo al portal ‘Salud con Lupa’ el ministro de Salud, Víctor Zamora, quien ha dejado a su familia para irse a vivir solo.

Así de sombrío es el panorama, pero los peruanos debemos continuar con la moral alta y el Ejecutivo tendrá que enmendar errores, como contamos en esta columna.

Las malas noticias empezaron el martes pasado. Fue un día aciago para el presidente Martín Vizcarra y los que dirigen la lucha contra el demonio del coronavirus.

“Las cifras de infectados en los tres últimos días eran espeluznantes”, dijo una fuente palaciega.

En efecto, entre el domingo 5 de abril y ese martes 7 el número de contagiados había llegado a 1,198, es decir, un promedio de ¡400 personas por día!

Es por eso que el martes, durante su habitual conferencia, Vizcarra apareció desencajado, sin la energía que solía mostrar.

Ningún periodista le pudo preguntar sobre el creciente número de infectados. Desde que empezó la crisis, a los medios solo se les permite hacer preguntas virtuales, lo cual restringe la libertad de preguntar y repreguntar. La idea se le atribuye al asesor argentino Maximiliano Aguiar, a quien el cierre de fronteras lo agarró en su país, pero despacha desde su computador.

Para colmo, ese martes los prestigiosos diarios estadounidenses The Washington Post y New York Times advirtieron –tomando las altas cifras de los últimos días– que el Perú era el país latinoamericano con el más alto índice de contagiados.

¿Qué había pasado? De acuerdo con la fuente gubernamental, el gran error fue la decisión de declarar las salidas interdiarias de hombres y mujeres.

Los centros de abasto se volvieron un hormiguero en donde nadie respetaba el más mínimo distanciamiento.

“Retrocedimos muchos días. Le hemos pedido a quien propuso la medida que declare a los medios”, sostuvo el informante, pero evitó dar el nombre. Horas después, Farid Matuk, miembro del Comando COVID-19 y autor de la iniciativa, admitió hidalgamente que “me equivoqué por un exceso de igualdad”.

La equivocada decisión, incluso, contradecía lo que le había recomendado la noche del domingo el presidente surcoreano, Moon Jae-In, a Vizcarra. Le dijo que “debía evitar el aglomeramiento de gente, pues allí estaba la fuente de contagios”.

Felizmente, el error se corrigió el viernes.

MÁS FALLAS

No es lo único a corregir. También lo es la data que maneja el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC). El diario El Comercio, en base a información de ese organismo, informó el miércoles que Jesús María era el distrito que tenía el mayor número de infectados, 414 en total.

“Mi distrito entró en pánico. La cifra era equivocada”, dijo Jorge Quintana, el alcalde de esa comuna. Quintana contó que él mismo tuvo que llamar a las autoridades para que le dieran información sobre esa alarmante noticia. Al final, todo se aclaró: la cantidad se debía a que en dicho municipio existen 4 hospitales donde se atienden cientos de afectados por el COVID-19. En Jesús María solo había 12 contagiados.

Hay otras deficiencias a enmendar. Los especialistas dicen que Vizcarra acertó en el aislamiento social, pero está fallando en el ‘testeo’ masivo. Es decir, en la cantidad de pruebas moleculares (que son más completas que las rápidas) que se deben hacer diariamente. Allí está la clave, como lo está haciendo exitosamente Chile.

Hasta inicios de la semana pasada, ese país había hecho 57.000 pruebas y el Perú 20.000. Recién ayer se conoció que se estaban haciendo 12.000 por día.

No se trata de compararnos con otros países, como reclamó molesto el martes el mandatario, sino de aprender de otras experiencias.

‘Testear, testear, testear’ para matar al demonio invisible. ¡Mente positiva! Nos vemos el otro martes.

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