Desde hace seis años, las avenidas La Marina y Escardó se han convertido en el centro de trabajo de Doménico Vinciprova, un italiano de 48 año que llegó a Perú para vacacionar y terminó enamorándose de esta tierra. Y para ganarse la vida vende en la calle delicias de su país, logrando el cariño y el respeto de sus vecinos y clientes.

Italiano Trome
Domenico Vinciprova el italiano que vende pizzas en las calles de San Miguel.

Doménico nació en Sicilia, Italia y es chef de profesión. Planificó su viaje a nuestro país para conocer de los paisajes que tanto le habían hablado, pero no se imaginó quedarse tanto tiempo.

“Vi que a los peruanos les gusta comer mucho y me propuse vender arancino, un potaje de mi país, hecho en forma de una masa con arroz, mozarela y arvejas, la gente creía que era papa rellena, pero les explicaba de qué se trataba” relata entre risas.

Su principal dificultad fue vender en la vía publica y en un país al que no conocía. Perola gente le dio ánimos. “Los peruanos son muy amables, alegres, se parecen mucho a los sicilianos y me he sentido como en casa”, señala.

Doménico se levanta todos los días a las 4 de la mañana para alistar la masa y a las 7 en punto está en la calle vendiendo sus porciones de pizzas a cinco soles. Luego vuelve en la tarde para continuar con su segundo turno. Si tiene un pedido a domicilio, alista su moto y se va con su cajita para repartir.

“Yo no escatimo en los insumos, todo lo hago con ingredientes de primera calidad y de manera artesanal, por eso a la gente le gusta tanto lo que cocino”, detalla.

Él trabaja desde las 7 de la mañana hasta las 10 de la mañana. Y a la 1 de la tarde empieza su segundo turno.
Foto: Allergino Quintana.
Él trabaja desde las 7 de la mañana hasta las 10 de la mañana. Y a la 1 de la tarde empieza su segundo turno. Foto: Allergino Quintana.

SALE ADELANTE

En pandemia, golpeó, pues necesitaba trabajar para pagar sus necesidades y no podía salir a vender. Afortunadamente sus vecinos le empezaron hacer pedidos y también hacia pancitos, que fueron un ‘boom’.

Confiesa que se siente muy feliz cuando sus clientes lo llaman ‘El Bambino, ‘El italiano’ o ‘Lapadula’, pues sabe que entre las bromas que le hacen, la gente le tiene mucho aprecio y lo buscan para que les cuenten un poco de su vida.

Al final de la entrevista, el italiano nos confesó que está triste porque el próximo martes se va a su país para ver a su familia y espera volver en un mes para concretar el sueño de tener una gran cadena de comida. Para los que quieren hacer sus pedidos, pueden seguirlo en el Facebook:

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