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La trombocitopenia inmune es una alteración del sistema inmunitario. En el cuerpo, aparecen hematomas o manchas y es difícil detener el sangrado. De acuerdo con el diario The New York Times, se han detectado cuadros de ese trastorno en una treintena de personas que recibieron las vacunas contra la de y Moderna, las únicas autorizadas en EE.UU. De los individuos inoculados, al menos uno murió.

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Una hipótesis es que esas personas ya sufrían trastornos en las plaquetas o alguna afectación al sistema inmune, por lo que una reacción a las vacunas podría agravar el cuadro.

Pfizer señaló en un comunicado que toma “muy en serio los informes de las reacciones adversas” y agregó que está recabando “información relevante para compartirla con la FDA [agencia reguladora de medicamentos en EE.UU.]”. Sin embargo, indicó que no “se ha podido establecer ninguna relación causal con la vacuna”.

Moderna, por su parte, informó que “monitorea de manera continua la seguridad de su vacuna contra la COVID-19 mediante el uso de todas las fuentes de información”. No se ha referido al caso específico de trombocitopenia inmune.

Sistema nervioso

La trombocitopenia inmune no es el único mal asociado con las vacunas. En setiembre, durante la etapa de ensayos clínicos de la cura desarrollada por el laboratorio AstraZeneca, una voluntaria desarrolló un cuadro de mielitis transversa, que consiste en una inflación en el sistema nervioso, concretamente, en la médula ósea. Dicho mal ocasiona debilidad muscular, parálisis y problemas con la vejiga o el intestino.

El laboratorio suspendió por unos días los ensayos para indagar sobre este efecto secundario. Finalmente, se reanudaron tras comunicarse que no se había podido establecer una relación directa entre el trastorno y la vacuna.

Cabe agregar que con la vacuna de Moderna también ha habido casos de afectaciones al sistema nervioso, principalmente parálisis de nervios faciales. Todos son por lo pronto casos aislados, por lo que es demasiado pronto para determinar en qué medida la vacuna contra la COVID-19 es responsable.

En la mayoría de casos, es probable que los efectos secundarios inmediatos de las vacunas contra la COVID-19 no pasen de un dolor en lugar del pinchazo. Hay quienes quizás desarrollen fiebre, cefalea o vómitos. Sin embargo, en muy raros casos, podría derivar a complicaciones mayores.

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