Puro corazón. , ex jugador de la y dejó el fútbol profesional para seguir los pasos de su mentor Constantino Carvallo. El popular ‘Cucurucho’ impulsa su ONG y para ello invirtió parte de los ahorros de su vida para ayudar a los niños más pobres con talento para jugar al fútbol. y , se han sumado a su noble labor.

Roberto, ¿a qué te estás dedicando?

Hace un año me dedico al tema de la ONG, un proyecto que se llama La Casita de Alejita. Lo hice ni bien dejé el fútbol profesional.

¿Por qué ese nombre?

La Casa de Alejita se llama por el nombre de mi madre, que ya lleva un año fallecida, en memoria a ella, se llama así.

¿Cuéntanos, detalles, a qué se dedican?

A través del tiempo que jugué al fútbol, pude tener una solvencia como para construir un edificio y poderle brindar a los chicos de bajos recursos, con talento para el fútbol, una estadía en la casa, educación y prácticamente formarlos para la sociedad, que sean personas de bien antes de ser futbolistas. Una cosa que hicieron conmigo.

Eso viene a raíz de que tú te formaste jugando en Alianza Lima en el colegio Los Reyes Rojos de Constantino Carvallo.

Sí, gracias a un proyecto que hizo Alianza Lima con Constantino Carvallo y el colegio Reyes Rojos, me dieron la oportunidad, me educaron y gracias a esa campaña, a ese desarrollo integral que hicieron, ahora estoy llevando el legado de Constantino hizo conmigo.

¿Sino no te hubieran llevado qué hubiera sido de Roberto Guizasola?

Hubiese sido una situación muy triste mi vida. Ahora que estoy manejando un proyecto social, la situación es muy delicada para algunos niños y si no tienen la oportunidad, como me la brindó Constantino, es difícil poder salir del hoyo. Acá lo más importante, antes de ser futbolista, es la educación y los niños tienen que sacarle provecho porque después que se acaba el fútbol, si no estudiaste, no eres nada.

“ME HACE FELIZ VER A UN NIÑO CUMPLIR SU SUEÑO”

Roberto, ¿Es difícil dejar el fútbol?

“ME HACE FELIZ VER A UN NIÑO CUMPLIR SU SUEÑO” ntos que uno vive. Pero yo te puedo decir con el corazón en la mano que este proyecto me llena mucho, ver a los niños felices y cumplir su sueño. Todo lo que hago ahora me hace sentir bien. Me hace feliz ver a un niño que pueda tratar de cumplir su sueño. Estar presente con ellos para poderlo ayudar, eso me hace una persona maravillosa y agradezco al grupo de per sonas que trabajan conmigo, como Jefferson (Farfán), Paolo (Guerrero) José Zegarra, mi familia y mi esposa. Todos trabajando juntos en la ONG.

¿El proyecto siempre lo tuviste en mente?

Sí, siempre tuve en la cabeza el objetivo de hacer realidad ese sueño que mi mamá Alejita lo sabía. Lo principal, que era la casa, ya lo tenía, un edificio de 5 pisos.

Pero había que implementar todo.

Así es. Entonces, gracias a Dios, termine el edificio, tengo la casa, tengo a los niños viviendo y podemos reclutar cada vez más niños y darle el nivel intelectual que necesitan, las armas que necesitan. A los niños hay que darle educación y deporte. Nosotros, como peruanos, en lugar de criticar, es mejor poner un granito de arena.

Eso quiere decir que tu lugar de acción es Puente Piedra, el lugar donde naciste.

Uno nunca puede olvidarse de sus raíces. El lugar donde yo nací, el lugar donde hemos comenzado este proyecto, donde alberga niños no solo de Puente Piedra, tengo muchos niños de Villa el Salvador.

Siguen creciendo.

Gracias a Dios, el lunes estamos inaugurando una casita más en San Martín de Porres. Vamos a hacer la segunda Casita de Alejita y eso me llena de emoción porque es un proyecto que en verdad tiene que estar al 100%.

¿Cuántos niños están hoy albergando en la Casita de Alejita?

Nosotros tenemos una capacidad como para 60 niños. En la actualidad, tenemos 20 por el tema de la pandemia. Hacemos la convocatoria, ahí podemos ver a los niños llevarlos a la casa brindarles estudio, ellos se quedan prácticamente de lunes a viernes en la casa y se van solamente los sábados y domingos, retornan los días lunes en la mañana, prácticamente viven con nosotros.

Una condición básica, es tener talento para jugar.

Aparte del talento para jugar, lo primero que nosotros les decimos a los niños cuando entran a la casa es que tienen que estudiar. Con eso vienen de lo contrario no entran a la casa, así tengan talento, no lo dejamos entrar. Acá hay personas que unifican todo el trabajo de la ONG con profesores, psicóloga, cocinera, persona que se encarga de la limpieza, que están 24/7 con los niños.

“JEFFERSON Y PAOLO ME APOYAN”

¿Quiénes te apoyan en este proyecto?

Desde que comencé la ONG, siempre ha estado conmigo Jefferson Farfán, muy feliz, él es el embajador de la casa. José Zegarra, todos mis hermanos, mi hermano Guillermo Guizasola que se encarga de la parte deportiva. Él maneja todo el área de deporte con los profesores, preparadores físicos. Es una bonita labor, que en verdad llena demasiado, cada vez que viene una persona, como que se llena de energía porque ves el cambio del niño.

¿Falta Paolo Guerrero?

También está. Jefferson Farfán y Paolo Guerrero son los embajadores de la Casita de Alejita.

Ustedes han compartido no solamente las canchas con Jefferson Farfán y Paolo Guerrero. Han convivido desde muy pequeños.

Sí, hemos tenido una experiencia de casi toda la vida, juntos. Desde menores en Alianza Lima, pasar en la sub 17, sub 18, sub 20, sub 23, selección mayor, toda una vida juntos, debutamos allí. Estoy agradecido al fútbol, quizás no fui un monstruo, pero disfruté de cada momento y logré lo que quise jugando al fútbol.

¿Ellos te apoyan?

Ponen ese granito de arena, ellos apoyan para compartir y ayudar a los niños.

¿Te costó sacar adelante el proyecto?

Al inicio como que no creían, pero conforme fue pasando el tiempo, la cosa cambió, fluyó. He venido de una casa hogar y sé lo que es vivir en una casa hogar, no me lo contaron, estoy prácticamente haciendo mi libro de vida. Los niños la están pasando bien, es como que yo me vea de niño.

¿Te ves reflejado en esos niños?

Si, esto de verdad me recontra llena. Me llena de satisfacción. Estoy haciendo lo que hicieron conmigo. Me trataron de lo mejor, me dieron lo mejor para siempre buscar ser lo mejor y ustedes no desaprovechen esta oportunidad, quizá en su casa, no haya luz y agua, pero acá hay. Tienen su cama, tienen agua, tienen los profesores y sáquenle provecho; esto siempre les aconsejo a los chicos.

Ese es el mensaje que le das día a día a los a los niños.

No les falta nada. Yo sé que sus papás hacen un esfuerzo tremendo porque ellos los quieren ver bien. Y como les digo no quiero escucharlos ni enterarme en la vida que ustedes, con todas estas oportunidades que tienen, la van a desaprovechar, me romperían el alma.

Es una gran labor.

Pueden ser un buen abogado, irse del fútbol, pero nunca olvidarse de la familia, apoyar a la familia, que les vaya bien y hacer otra Casa Alejita para así apoyar a más gente, ayudar a más niños, nunca olvidarse de sus raíces.

¿Por ahí sale un Messi, Farfán o Paolo Guerrero?

Hermano, lo primero que siempre hablamos con Jefferson y Paolo es que van a ser únicos toda la vida. El chico tiene que salir con sus condiciones de ellos mismos, con las cualidades de ellos mismos, nunca puede replicarse en Jefferson o Paolo, ellos son únicos. Los niños tienen que apuntar a ser más que ellos y forjarse su mismo nombre y estudiar hermano porque el fútbol te permite hasta los 36, 37 se acaba el fútbol y después, ¿Qué haces?

“ME BOTA DE SU CASA Y DESPUÉS ME LLAMA LLORANDO”

¿Cuéntanos una anécdota?

Te cuento, la última de Jefferson. Hermano, voy a su casa, lo tengo loco todo el día y después me bota, imagínate que no me deja entrar.

¿Pero por qué? ¿No entiendo si es tu hermano?

Todo el día lo fastidio y después, cuando no me ve dos semanas, me llama llorando, te necesito, me dice.

¿Qué bromas le haces?

Son bromas que nosotros siempre la manejamos en interno, pero lo vuelvo loco en la casa, lo vuelvo loco, todo el día le estoy diciéndole algo, molestándole, no sé tirándole lapos en la cabeza, ya no me puede ver.

Te bota de la casa y a las dos semanas te llama llorando.

Ya me llama preocupado, se preocupa porque su niño no va, él sabe que soy su niño y se preocupa por mí.

Claro, ustedes son amigos íntimos, de verdad.

Uno tiene que cuidar la amistad, eso es lo más lindo de la vida y siempre ser sincero, así lo tome a mal, pero ser sincero, ahí se ve el valor de la amistad.

¿Tú le dices las cosas como son?

Sí. Jefferson puede ser una persona demasiado exitosa, pero como amigo, siempre le llevo un detallito. Son cosas que, yo como amigo, se las doy porque en verdad es una persona que a mí me ha demostrado lealtad, amistad y esas son las cosas que a uno le hace feliz, a veces lo jodo tanto que lo quiero sacar a comer, anticucho a la calle pero ya no se puede; imagínate sacarlo y sentarnos a comer un anticucho. Ya no es lo mismo, como antes lo podíamos hacer.

¿Entonces, piden delivery?

Simplemente nos quedamos en la casa, pedimos algo o cuando tenemos que salir a un restaurante, tiene que ser algo muy discreto. Eso es lo que es tu amigo y tú tienes que querer a tu amigo con virtudes y defectos.

Con Paolo Guerrero también la pasas bien.

Sin duda. Salimos a comer en familia. Cuando nos sentamos, hablamos de cosas de niños, verdad, nos llena mucho de alegría porque hemos tenido una infancia muy bonita, gracias a Dios.

¿Qué significa Constantino Carvallo para tí?

Tuve la suerte de que me pudo enseñar el mejor educador del país, Constantino Carvalho. Me dieron todas las posibilidades de la vida, yo no me puedo quejar, me dieron amor, atención, todo lo mejor para poder crecer. Lo principal ¡Valores!

En un momento me confesaste que para ti Constantino Carvallo era como un papá.

Sí, yo vivía en la casa de Constantino con su hijo mayor, Martín. Con la confianza que me tenía, con los valores que ya yo lo llevaba también desde casa, y ellos me los reforzaron en el colegio Los Reyes Rojos.

Claro, todo eso te ha marcado definitivamente.

Él siempre me decía que nunca nos podemos olvidar de nuestras raíces.

¿Y cómo te gustaría que más adelante estos niños te retribuyan a ti?

Simplemente hagan lo mismo. Casa hogares, así podemos solucionar y cambiar lo que estamos viviendo. Nada más. Porque la mayoría de niños que no tiene opciones económicas viven en la calle, como yo viví sin oportunidades, y los jugadores, están en la calle. Pero hay que darle educación. Y si un futbolista, como yo, puede hacer una Casa hogar otros también podrán hacer otra. Así juntos podemos ayudar a muchos niños brindándoles educación y deporte. Una química perfecta.

Roberto has invertido buena parte de tus ahorros en esta ONG.

Sí, muchísimo, muchísimo, pero te llena. Lo esencial de la vida es la satisfacción, llenar el alma, el espíritu. Lo simple es lo bonito.

Y claro, y está demostrado que hoy o mañana nos morimos y no nos llevamos nada.

Ojo, nada, nada, simplemente subes. Arriba te dicen tus antecedentes penales, esto hiciste bien y esto no ¿Y la casa, el carro? todo eso se queda acá, allá todos somos iguales. Por eso, en la vida se trata de dejar legado. Claro. Te vuelves inmortal.

¿Tú eres hombre identificado con Alianza Lima me imagino que debes haber sufrido con el descenso de Alianza Lima y luego celebrar el retorno con el TAS?

Sí, es una situación muy triste, la pasamos mal, pero ahora muy feliz con lo sucedido con el TAS.

¿Debes haber celebrado el retorno de Jefferson Farfán a Alianza Lima?

Imagínate, hermano. Estoy muy feliz que Jefferson (Farfán) esté de vuelta a su casa, después de 17 años. Ahora él es el abanderado y podrá ponernos en las primeras posiciones como siempre debemos estar los aliancistas.

¿Crees que fue el momento indicado para volver?

Las cosas se fueron dando, el club necesita de líderes muy importantes, acá está su familia, sus hijos ya están grandes. Y personalmente, creo que él tiene para jugar unos cinco años más.

¿Ves a Jefferson Farfán y Paolo Guerrero jugando juntos en Alianza Lima el 2022?

Sería genial verlos jugar juntos no sólo para mí y los todos los hinchas de Alianza Lima, sino para el mundo entero. Dos jugadores de renombre con una historia de vida juntas y tener el final jugando por el equipo de sus amores, como debería ser. Sería la cerecita del pastel. Yo aplaudiría desde la tribuna.

Roberto, muy amable, con

Gracias Trome por permitirme difundir mi obra social.

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