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La periodista realizó un extenso mensaje en su cuenta oficial de Instagram para referirse a las duras críticas que puede recibir una mujer por su peso. Sobre todo hizo hincapié a los fuertes comentarios a los que ella está expuesta por trabajar en televisión.

Según especificó la conductora de Canal N, ella subió de peso en medio de la cuarentena por la pandemia del coronavirus y recientemente la calificaron de “enorme”.

“‘Enorme', una palabra con la que alguien sugirió una definición de mi físico por estos días. Y es cierto, son tiempos en los que estoy subida de peso y veo que eso a algunas y algunos les incomoda, les rompe el ojo y les altera. Cuando lo escuché me dolió, me avergonzó, me hizo sentir fea, mala y fuera de lugar”, dijo Peschiera al inicio de su mensaje.

“Toda mi vida he luchado por mantener un peso que me ubique en la línea de la delgadez y por algún tiempo lo logré, pero pagué un precio muy alto. Mi salud por aquella época estuvo resquebrajada, con una anemia feroz además de dolores de cabeza insufribles y vómitos incontenibles. Problemas asociados a desórdenes hormonales que me llevaron al límite de la delgadez y que ahora me tienen en el otro extremo de la balanza. Nadie sabe lo de nadie y no deseo estos cambios extremos para nadie”, añadió la mujer de prensa.

Además, Melissa Peschiera recalcó la importancia de no juzgar a las personas por la talla, peso, color, sexo o edad porque cada uno vive una batalla distinta con su físico.

“Aún me resulta muy duro aceptarme, quererme y asumirme como soy y como estoy; aún vivo una guerra interna lacerante. Por lo tanto, la próxima vez que quieran juzgar el aspecto de una mujer o reducir su valor al grosor de su cuerpo, demórense un poquito porque puede haber algo más profundo. No es fácil hablar sobre uno públicamente, menos de temas tan personales. Pero imagino que habrán muchas y muchos que sienten o viven situaciones similares en sus trabajos, en sus casas, en su lugar de estudio o entre amigos. Señaladas y juzgadas por su físico cuando hay tantísimo más allá”, señaló la presentadora de Canal N.

“Entrando a las cuatro décadas de mi vida les puedo decir que lo más importante es lo que tú piensas de ti misma y punto. Por eso, cuida tus pensamientos. Asúmete, ámate, vístete, píntate y cómete lo que quieras. Vive e intenta no prestar oídos a quienes no suman. Aunque me enseñaron que la televisión es imagen, he visto que a las mujeres se nos critica con más facilidad, vehemencia y crueldad que a los hombres de pantalla. Yo seguiré por aquí con mis batallas pendientes teniendo la piel algo más curtida, pero hay quienes toleran menos los comentarios idiotas. Por eso dejen de tachar y marginar por el tamaño, peso, color, sexo o edad. Que llegue el tiempo en que las ideas y acciones definan quienes somos y nada más”, concluyó.

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"Enorme", una palabra con la que alguien sugirió una definición de mi físico por estos días. Y es cierto, son tiempos en los que estoy subida de peso y veo que eso a algunas y algunos les incomoda, les rompe el ojo, les altera. Cuando lo escuché me dolió, me avergonzó, me hizo sentir fea, mala y fuera de lugar. Toda mi vida he luchado por mantener un peso que me ubique en la línea de la delgadez y por algún tiempo lo logré, pero pagué un precio muy alto. Mi salud por aquella época estuvo resquebrajada, con una anemia feroz además de dolores de cabeza insufribles y vómitos incontenibles. Problemas asociados a desórdenes hormonales que me llevaron al límite de la delgadez y que ahora me tienen en el otro extremo de la balanza. Nadie sabe lo de nadie y no deseo estos cambios extremos para nadie. Aún me resulta muy duro aceptarme, quererme y asumirme como soy y como estoy; aún vivo una guerra interna lacerante. Por lo tanto, la próxima vez que quieran juzgar el aspecto de una mujer o reducir su valor al grosor de su cuerpo, demórense un poquito porque puede haber algo más profundo. No es facil hablar sobre uno públicamente, menos de temas tan personales. Pero imagino que habrán muchas y muchos que sienten o viven situaciones similares en sus trabajos, en sus casas, en su lugar de estudio o entre amigos. Señaladas y juzgadas por su físico cuando hay tantísimo más allá. Entrando a las cuatro décadas de mi vida les puedo decir que lo más importante es lo que tú piensas de ti misma y punto. Por eso, cuida tus pensamientos. Asúmete, ámate, vístete, píntate y cómete lo que quieras. Vive e intenta no prestar oídos a quienes no suman. Aunque me enseñaron que la televisión es imagen, he visto que a las mujeres se nos critica con más facilidad, vehemencia y crueldad que a los hombres de pantalla. Yo seguiré por aquí con mis batallas pendientes teniendo la piel algo más curtida, pero hay quienes toleran menos los comentarios idiotas. Por eso dejen de tachar y marginar por el tamaño, peso, color, sexo o edad. Que llegue el tiempo en que las ideas y acciones definan quienes somos y nada más. Dios las y los bendiga.

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