Xoana González y su columna Xoana Love
Xoana González

Xoana González no necesita presentación. Su forma de ver al vida, tampoco. Ella se ríe y se acepta como es, algo que suena tan fácil, pero que resulta un imposible para muchos. Eso es lo que a sus fans, los fans de Xoana Gonzáles, mujeres y hombres, les fascina. Una prueba de lo que decimos de es esta, su nueva columna, su nueva . ¡Adelante, Xoana!

Estamos en un mundo donde "" es una mala palabra y "aceptación" no está en el vocablo común, no existe en el léxico diario (uf, estoy poseída por algún espíritu escritor, jejee ).

Bien, hoy quiero romper el mito de que todas las chicas de la tele son unas diosas inancanzables. Ellas no se lo dirán, las pantallas siguen sacándole el jugo a su juventud, poniéndolas en un altar de mil kilómetros de altura. Eso es totalmente falso. ¿Por qué? Sigue leyéndome y verás.

Primero, empezamos por arriba. Duden de esas cabelleras frondosas, de esos mechones que aparentan tener sus raíces bien puestas en sus cabecitas y que casi nos confiesan que son naturales. El 90 % está calva con extensiones colgando y apenas el 10%, siendo generosos, tiene un verdadero pelo natural envidiable.

Yo tengo y algunas marcas de acné. Una de esas guerras personales es la que (creo) que le estoy ganando al . Pero hay una batalla actual muy luchada, entre ese grano que ha poseído mi nariz y yo. Confesión relacionada al tema, no la tomen como una sugerencia, eh: la verdad es que termino usando un alfiler, reventándome la cara. Y en esas ando, ¡al invasor lo saco sí o sí! Soy muy competitiva, aunque cuando veo mi cara siento que el único ganador es el grano pero ya... yo me siento toda victoriosa y, al ritmo de "We are the champions" me reviento ese granito, que rima con "maldito", que sé que no lo tengo que hacer, pero a esta edad disfruto de esas cosas como "cosas prohibidas", y me siento rebelde por no hacer caso a la cosmeatra.


Sigamos bajando unos centímetros, siempre en el rostro. Las chicas que salimos en la TV tenemos bigotes, como el 90% de las mujeres. En mi caso, si pasan varios meses podría hacerme un bigote hitleriano, ¡hasta una barba candado! Bajemos más.

Las bubis ya están. Tuve siliconas hasta hace poco (ya saben,) y ahora son del tamaño de las de una adolescente. Aunque me sobra más piel que perro buldogg, es como si hubiese amamantado a toda África. Y no exagero. Eso sí, prefiero que el cirujano haya dejado el exceso de piel, ¡para cuando el milagro exista y se llenen de leche materna!

Ah, sobre las amigas, me olvidé mencionar que tengo un pezón mirando al norte y el otro al oeste. Sigamos en nuestra ruta al sur.

El poto en la tele es todo un tema aparte. Que la que tiene o no tiene aceite, implante o lo que sea. ¡Y las que han recibido ayuda de la ciencia lo niegan a muerte! Prefieren confesar que fueron cómplices de la antes de que su poto de utileria de finales de fiesta de egresados sea expuesto a la luz! Por cierto, btw, el mío es original. En Argentina están prohibidos esos aceites y las prótesis se ven demasiado falsas. Además, genéticamente siempre tuve buenas piernas y trasero. Eso sí, mi estilo flanero (flan, aguado) es auspiciado por mi pereza, por no ir al gimnasio. Y sigo:

- ¡Celulitis!
- ¡Presente!

- ¡!
- ¡Presente!

- ¡Pelos encarnados!
- ¡Aquí estamos, siempre listos!

Xoana González en XOANA LOVE
Xoana González en XOANA LOVE


Y por qué no, claro que sí, ¡unos hermosos pies,  con forma y tamaño de canoas, que tienen más venas que las manos de mi abuela! El dedo anular es más largo que el dedo gordo y el dedo chiquito es todo un desborde de glamour: no tiene uña, pero pinto la carne y ¡listo!


Con este rejunte de complejos que tenemos todas, algunas entre luces de las cámaras desaparece y se lo llegan a creer. Otras, como yo, lo acepta y sale a la vida a pesar de sus defectos. Y listo, que me acompañen, me definen, son yo, soy ellos. Van conmigo, los muestro y me acompañan cuando voy al supermercado, a pasear a mis hijos perrunos a la plaza.

Y así, en medio de todo esto que la tele oculta porque sí, noto que la verdadera felicidad me la dan unos cuantos lengüetazos caninos y un abrazo de oso de mi esposo, no que el espejo me devuelva una muñeca inflable.


Nos vemos el próximo lunes, querid@s.

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