Lo bautizaron artísticamente como ‘Tony Badani’ en alusión a , el hombre que saltó a la fama por convivir con seis esposas. Y aunque Tony Azucena Ventocilla no tenía ni una esposa, sí había bellas jóvenes que lo acompañaban a sus conciertos por pertenecer al club de fans de ‘Los Matadores del Arpa’, el grupo de tecno huayno del que era cantante.

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¿Por qué te apodaron Badani?

Empezó como una broma, yo no soy un hombre mujeriego, pero el club de fans de la agrupación a la que pertenecía nos acompañaba a todas las presentaciones, y por eso siempre me veían rodeado de chicas lindas.

Eres natural de Churín…

Sí, nací en La Chimba, Churín, en la provincia (limeña) de Oyón. Salí muy joven de allá para venir a Lima a luchar por mis sueños, sabía que lo lograría, aunque me costó y me sigue costando mucho esfuerzo. Pero estamos por buen camino, ya que continúo en la música, que es mi pasión, y en los negocios.

¿Cuéntanos sobre tus inicios?

Desde muy joven me inicié como músico, pero quería cantar. Cuando llegué a Lima recuerdo haber acompañado a varios artistas, como la Muñequita Sally o Doris Ferrer. Después me llamaron para ser la primera voz de ‘Los Matadores del Arpa’ y por fin cumplía parte de mi sueño.

Ya tienes tu propio grupo...

Sí, y lo he llamado ‘Los Impactadores del Arpa’. Hacemos tecno huayno y tenemos presentaciones en todo el Perú. Hemos llegado hasta Bolivia, país a donde regresaremos pronto.

¿Qué tema te piden siempre?

El huayno ‘La indecisa’, una canción al desamor que gusta mucho a nuestros seguidores.

Tony Azucena Ventocilla también la hace linda como pequeño empresario textil en Gamarra. Foto: Violeta Ayasta
Tony Azucena Ventocilla también la hace linda como pequeño empresario textil en Gamarra. Foto: Violeta Ayasta

¿Solo te dedicas a la música?

No, porque las presentaciones no se dan todos los días. A lo largo de los años he hecho de todo: soy muy trabajador, no le tengo miedo a nada, soy entrador, he vendido todo tipo de comidas y trabajado en distintos oficios. Por eso, cuando por la pandemia nos quedamos varados en Juliaca, nos pusimos a vender chicharrón y pachamanca, y con eso sobrevivimos y nos fue bien.

No te das por vencido…

Nunca; la música es mi sueño hecho realidad, soy mil oficios, porque la pobreza es algo mental, el que quiere ser pobre lo será toda la vida, así le regalen un millón de dólares, se lo gastará en dos meses y seguirá siendo pobre. Lo que tenemos que hacer es trabajar, invertir, yo empecé con menos de mil soles y he crecido con mi negocio. Los provincianos somos muy trabajadores y logramos nuestras metas.

¿Cómo iniciaste tu negocio de ropa deportiva?

Con muy poca inversión, pero mucha ilusión. Empezamos junto a mi pareja Flor Merino como operarios en varios talleres de confección, ahorramos y nos lanzamos en el servicio, el diseño, la producción y la venta de ropa deportiva en Gamarra. Nunca debemos bajar los brazos, hay que seguir siempre avanzando. ¡Vamos, sí se puede!

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