El rol de un padre es enseñar y guiar a los , no resolverle cada aspecto de su vida. La psicóloga educativa María Del Carmen Saberbein explica que los progenitores que interfieren de esa forma en el desarrollo de sus retoños son sobreprotectores y les hacen mucho daño. Si quieres saber si en nombre del amor estás cometiendo este error, analiza si tienes estos comportamientos:

Le haces las tareas, lo peinas, le das de comer y hasta cuando le hacen una pregunta, contestas por él.

No lo dejas explorar el mundo. Si desea coger algo o gatear, en el caso de los más pequeños, no se lo permites por temor a que se dañe.

No le pones límites. Le dices sí a casi todo lo que te pide.

Le resuelves todo. Si se peleó con un amiguito, intervienes para que se amisten, no dejas que solucione sus problemas solo.

Si te reconoces como un papá o mamá sobreprotector, es mejor que empieces a soltar la cuerda, porque en tu afán de evitar que tus hijos salgan lastimados, estás perjudicando su desarrollo social.
Los niños sobreprotegidos generalmente se convierten en personas tímidas, antisociales, inseguras y con mucha dificultad para comunicarse.

“Eso es un gran peligro. Si proteges mucho a tu hijo y no le enseñas a ser independiente y enfrentarse a la vida, estás anulando su existencia, porque cuando tenga que competir o luchar por algo, no podrá hacerlo, ya que siempre te tuvo a ti para lograrlo”, afirma la especialista. 

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