La familia de Brenton Tarrant, de Christchurch, en Nueva Zelanda, aseguró estar "destrozada" por sus actos, declaró el domingo su abuela a la televisión australiana.

"Estamos todos estupefactos, no sabemos qué pensar", dijo la abuela de Tarrant, Marie Fitzgerald, al canal australiano Channel 9.

"Es muy difícil admitir que alguien de nuestra familia pueda hacer algo así", añadió desde su casa en el estado australiano de Nueva Gales del Sur.

"Todo el mundo está hundido... destrozado es la palabra", aseguró.

Brenton Tarrant, que creció en la pequeña ciudad de Grafton, parece que se sintió cautivado por la ideología neofascista durante sus múltiples viajes en Europa.

"Fue a partir del momento en el que viajó al extranjero [que] creo que el chico cambió, completamente", contó su abuela, que añadió que durante la adolescencia, a Brenton Tarrant le interesaban principalmente los videojuegos.

El australiano empezó a viajar tras la muerte de su padre hace varios años, y en los últimos tiempos vivía en la ciudad neozelandesa de Dunedin (sur). Según su abuela, volvió a Australia hace un año por el cumpleaños de su hermana y no parecía cambiado.

"Era simplemente él mismo", afirmó.

La hermana y la madre de Brenton Tarrant fueron puestas bajo protección policial e incluso los miembros de la familia no pueden tener contacto con ellas, indicó.

"La policía cumplirá su deber y las mantendrá protegidas, que es lo que necesitan", aseguró la abuela.

El tío de Tarrant, Terry Fitzgerald, contó que la familia se enteró de su rol en los ataques de Christchurch por televisión. "Al principio, dije 'no, esto no es posible', pero después vi su foto".

Fuente: AFP

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