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Por décadas, ha desconocido como genocidio la matanza perpetrada por el Imperio Otomano durante la contra aproximadamente 1.5 millones de cristianos armenios. El sábado, se convirtió en el primer presidente estadounidense en utilizar la palabra “genocidio” para describir el hecho, lo cual ha desgastado aún más las ya bastante deterioradas relaciones entre Washington y Ankara.

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“Recordamos las vidas de todos los que murieron en el genocidio armenio de la era otomana y nos comprometemos nuevamente a evitar que una atrocidad semejante vuelva a ocurrir. […] No lo hacemos para culpar, sino para asegurar que lo que ocurrió no se repita nunca”, dijo Biden en el aniversario de la catástrofe.

Pero Turquía ha protestado convocando al embajador estadounidense en Ankara. Además, ayer emitió un pronunciamiento oficial.

Rechazamos y condenamos la declaración del presidente de EE.UU. sobre los sucesos de 1915. Politizar la historia no es un acto racional o moral. Es una pena que EE.UU. sucumba a los grupos de interés y distorsione hechos históricos, a la vez que se distancia de un socio y miembro de la OTAN”, criticó el portavoz presidencial turco, Ibrahim Kalin.

Para los armenios, la declaración estadounidense es una victoria, sobre todo cuando sus relaciones con Ankara son conflictivas. El año pasado, Turquía apoyó a Azerbaiyán —que salió victorioso— en un conflicto con Armenia en la región limítrofe de Nagorno Karabaj.

Ya son una treintena de países los que han reconocido la masacre como un genocidio. El primero fue Uruguay, país que tiene una fuerte colonia armenia. Lo hizo en 1965. También Francia, Canadá y Rusia lo han reconocido. El papa Francisco fue un poco más explícito y llamó a la tragedia “el primer genocidio del siglo 20”.

Hechos históricos

Se calcula que hasta 1.5 millones de armenios fueron asesinados entre 1915 y 1917 durante los últimos días del Imperio Otomano, que sospechaba que la minoría cristiana conspiraba con el adversario ruso en la Primera Guerra Mundial, relata la agencia de noticias AFP.

La población armenia fue acorralada y deportada al desierto de Siria, donde muchos fueron fusilados, envenenados o perecieron víctimas de enfermedades, según relatos de diplomáticos extranjeros de la época.

Turquía, que surgió como un Estado laico de las cenizas otomanas, reconoce que pudieron morir 300,000 armenios, pero rechaza tajantemente que se trate de un genocidio, alegando que no se trató de una matanza sistemática, sino que las víctimas perecieron en luchas y hambrunas en las que también murieron muchos turcos.

Hoy, la pregunta es qué tanto las palabras de Biden pueden perjudicar las relaciones entre Ankara y Washington. Las dos partes tienen ya una cita pactada en Bruselas, en el marco de la Cumbre de la OTAN que se celebrará en junio.

Entre los países, la tensión se ha ido acrecentando por hechos como la compra turca del sistema de defensa aérea S400 a Rusia —principal enemigo de la OTAN—, hecho que llevó a la imposición de sanciones contra Turquía. Otros temas son el apoyo de Washington a las milicias kurdas en Siria, que Ankara considera terroristas, y la expulsión de Turquía del programa de fabricación de cazas F35.

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