Este se sorprende de ver cómo pasa el tiempo. El movimiento poético ‘Hora Zero’ está cumpliendo ¡¡cincuenta años!! de fundación. Para la poesía peruana hay un antes y un después de aquel verano de ese inolvidable 1970, cuando dos estudiantes ‘cachimbos’ del programa de letras de la Universidad Villarreal miraban en una vitrina sus resultados de un examen de Historia Universal. Eran el limeño Jorge Pimentel y el chiclayano Juan Ramírez Ruiz. Ambos se reconocieron porque los dos tenían libros de poesía entre sus cuadernos bajo el brazo. ¿Te gusta la literatura? ¿Escribes? Las respuestas afirmativas los llevaron a un café.

La historiografía se confunde si realmente fueron tazas de café los mudos testigos de ese histórico encuentro o algunas botellas espirituosas en alguna chingana del jirón Cañete. Así comenzó a gestarse la historia de un movimento que remecería el establishment literario peruano, destruyendo mitos y poetas venerados. Su primer manifiesto, publicado ese año, titulado ‘Palabras urgentes’, fue como un huaico que arrastró a poetas intocables.

Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz comandarían esa increíble troupe de artistas a los que se sumaría Enrique Verástegui. Los tres publicarían sendos poemarios que marcarían la estética y posición de los artistas frente a la sociedad: ‘Kenacort y Valium 10’ de Jorge Pimentel (1970), ‘Un par de vueltas por la realidad’ (1971) de Juan Ramírez Ruiz, y ‘En los extramuros del mundo’ (1971), de Verástegui, que recién cumplía la mayoría de edad de entonces, 21 años, cuando se publicó su obra por la prestigiosa editorial Milla Batres. Junto a ellos llegarían también distintos poetas en las diferentes etapas que vivió el movimento, como Tulio Mora, José Carlos Rodríguez, Mario Luna, Carmen Ollé, Eloy Jáuregui, entre más de sesenta poetas, narradores, pintores, fotógrafos, diseñadores gráficos.

Pero no solo peruanos. En la notable novela ‘Los detectives salvajes’, del chileno Roberto Bolaño (Santiago de Chile 1953-Barcelona 2003), retrata la influencia de los poetas peruanos de ‘Hora Zero’ con el movimento ‘Infrarrealista’ comandado por Bolaño y sus compinches Mario Santiago y Ulises Lima. En el imprescindible libro del desaparecido poeta Tulio Mora titulado ‘Hora Zero: Los broches mayores del sonido’, se relata los entretelones de esa relación nacida de la admiración de Bolaño por dos libros de Jorge Pimentel: ‘Ave Soul’ y, sobre todo, ‘Kenacort y Valium 10’.

La identificación de Bolaño llegó a un punto que en un gesto de desprendimiento total, cedió al movimiento los derechos de publicación en el Perú de su novela ‘Monsieur Pain’, que recrea los últimos días de nuestro poeta César Vallejo en París. Lo curioso es que Bolaño y Pimentel -a diferencia de su relación con Tulio Mora, quien vivió en México y conoció al chileno y editaron publicaciones juntos- nunca llegaron a conocerse personalmente, pese a que mantuvieron por años una profusa amistad epistolar. Inclusive, el autor de ‘Putas asesinas’ escribió un elogiosísimo prólogo para el poemario del peruano.

La admiración de Bolaño por Pimentel y ‘Hora Zero’ se refleja en esta carta que le mandó, que se conserva en el archivo de Fernando Obregón, otro incansable difusor ‘horazeriano’. ‘Querido Jorge: te escribo porque quiero hacerte una larga y ácida entrevista/reportaje/close up/testamento para una revista mexicana. De paso aprovecho para avisarte que estás incluido en la antología ‘Muchachos desnudos bajo el arco iris de fuego: Once poetas jóvenes de Latinoamérica’ (libro que se editaría en 1979, veinte años antes de que Roberto fuera reconocido en América y España como un laureado novelista). En fin son (somos) once poetas que si no representan lo que se hace actualmente en Latinoamérica, al menos constituyen una o dos tendencias de las más vigorosas’. ‘

Hora Zero’ cumple cincuenta años. Pimentel conlleva con estoicismo las durísimas ausencias de ilustres miembros de la hermandad: Juan Ramírez Ruiz, muerto trágicamente en un confuso accidente de carretera hace algunos años, Enrique Verástegui y recientemente Tulio Mora se fue de forma prematura; otros partieron mucho antes.

‘Hora Zero’ se adelantó al Punk de 1976, con los ‘Sex Pistols’ que con instrumentos rudimentariamente y gritos salieron a dinamitar a los virtuosísimos dinosaurios del Rock Progresivo y adoptaron el lema: ‘Hay que destruir para construir’. Aquellos muchachos de la Villarreal, hace 50 años salieron a guillotinar a los poetas consagrados, a las ‘vacas sagradas’. Fueron combatidos, vilipendiados, odiados por la crítica oficial, pero dejaron semilla. Los grandes homenajes, que me imagino se avecinan por sus bodas de oro, serán totalmente merecidos. ¡¡Salud, maestros!!

Apago el televisor.


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