A este Búho lo llamaron al celular: “Búho, ”. -“¿Murió quién?”. “¡La vocalista de Roxette!”. Sentí una gran pena. Falleció de un cáncer cerebral después de luchar 17 años.

Desde el 2002 hasta el 2009 se dedicó a combatir la enfermedad y se alejó de los escenarios. Luego comenzó a actuar gradualmente en vivo, sentada y acompañada de una corista ‘de auxilio’. Pero en el 2016, en Sudáfrica, cantó por última vez. Esa noche con dificultad pudo pararse de la silla para saludar con una venia al público. Fue conmovedor. Pero ingresemos al ‘túnel del tiempo’, a 1988.

Cómo no recordar que las canciones del dúo sueco -entre tantos grupos ochenteros y noventeros- mitigaron las angustias de una generación de jóvenes peruanos que vivíamos al borde del precipicio por la brutal hiperinflación y degradación moral del primer gobierno de Alan García y la insania terrorista de Sendero Luminoso, con sus apagones, coches bomba, asesinatos selectivos. En esa terrible atmósfera de terror, nos refugiábamos en los tonos con ese dúo capitaneado por una rubia con look punk que nos alegraba. Ya sean sus temas pegajosos o sus tiernas baladas, a todos les gustaba Roxette o también podíamos decir, entre los melómanos sanmarquinos, ‘a ninguno le disgustaba Roxette’. Hasta a los más duros ‘puristas’, como el estudiante de Antropología Arturo Alvarado Chico, ‘Dr. Java’, quien se conmovió cuando escuchó el tema ‘It Must Have Been Love’ (Debe haber sido amor) cuando veía la ahora clásica película ‘Pretty Woman’, que catapultó a la fama a Julia Roberts, consolidó a Richard Gere y en cuyo soundtrack, como plato principal estaba esa canción de los suecos.

Pero no solo eran sus baladitas infaltables, en ese terrible año del paquetazo del aprista Abel Salinas, como ‘Listen To Your Heart’ del álbum ‘Look Sharp!’ (1988), las que rompían las radios. Recuerdo que en mi viejo walkman escuchaba con mi enamoradita Anita estas canciones del dúo, pero en los tonos ese año demolíamos la pista de baile con el pegajoso ‘The Look’. Sin embargo, en 1991, con Fujimori aplicando una durísima política económica y con Sendero ejecutando su estrategia de cercar las ciudades, llegaba Roxette con su álbum comercialmente más exitoso, ‘Joyride’.

El boom en Latinoamérica fue tan grande que en Argentina fue el disco de un grupo en inglés más vendido de la historia, con 400 mil copias, superando a The Beatles y ABBA. Los videoclips de ese tema o el de ‘How Do You Do’, del disco ‘Tourism’, estaban a cada rato en la tele. Sabíamos que el guitarrista y también cantante de los pelos parados, Per Gessle, era su pareja en la vida real, pero no eran melosos ni acaramelados.

En 1994 lanzaron su último gran disco, ‘Crash! Boom! Bang!’, e iniciaron una extensa gira mundial que iba a terminar en 1995 en Sudamérica. Los rockeros peruanos ya habían perdido las esperanzas de que una megaestrella del pop rock aterrizara en nuestro país. Primero fue Michael Jackson, que con boletos vendidos y con el escenario armado en el estadio Nacional, se pasó de Chile a México. Luego fue Bon Jovi, que canceló el concierto unos años después, pese a que se vendieron entradas y los organizadores nunca nos devolvieron ni un dólar. El motivo siempre fue el mismo, el maldito terrorismo.

Así estábamos de decepcionados cuando se anunció que Roxette iba a tocar en Lima en abril, en el colegio norteamericano Roosevelt. Pero el público se mostraba incrédulo. ‘No, ya no nos comemos el cuento’. Los alumnos del colegio estadounidense eran los únicos que compraban entradas, pero fue el periodista Eduardo Lavado, de El Comercio, quien logró entrevistarlos en Chile. En esa conversación, fue la misma Marie la que disipó todas las dudas. Se iban a presentar: “¿Por que no íbamos a ir? Sabemos que tienen elecciones y nos han llegado noticias de una guerra (del Cenepa), pero si hemos estado en China, Sudáfrica, Japón, ¿por qué no Perú?”. Y cumplieron en un conciertazo que tuvo serios problemas técnicos, pues los organizadores calcularon el sonido para los que estaban en las zonas preferenciales de adelante. Pero Roxette cumplió con un setlist generoso, que combinó las canciones de su nuevo trabajo, pero no dejó de tocar ninguno de sus hits anteriores. Miles disfrutaron por primera vez de un concierto con una banda top mundial. Gracias a ellos, llegarían Carlos Santana y una megaestrella como Phil Collins, que llenó el Nacional con un sonido que se escuchó hasta Miraflores y colocó a Lima como una plaza fija en las presentaciones de las grandes bandas del rock mundial. ¡Gracias, Roxette! Descansa en paz, Marie. Apago el televisor.

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