Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unas costillas de cerdo a la mostaza, papitas al horno, rocotito molido con queso y un emoliente con cebada. “María, las denuncias por plagio contra César Acuña siguen provocando un escándalo a nivel internacional. En su caso, es doblemente grave por ser dueño de tres universidades. ¿Cómo se sienten sus estudiantes, y sus padres que se esfuerzan por dar a sus hijos una educación superior? Esas familias no tienen la culpa de nada, pero la vergüenza del desprestigio los está tocando.

Este caso nos debe enseñar a todos que los valores no son una moda, ni ‘tonterías de los sonsos’. Los valores, básicamente, son las enseñanzas, o las luces de alarma, que nos indicarán si el camino que estamos siguiendo es el correcto. En un simulacro de votación, aparecido ayer, Acuña desciende al cuarto lugar, obviamente golpeado por las denuncias. Eso demuestra que un importante sector de peruanos aún cree que, en general, el Presidente del país debe ser alguien superior. En valores y en lo profesional.

Los chicos que estudian en la Vallejo y en cualquier otra universidad están obligados a dar su máximo esfuerzo, a ‘quemarse las pestañas’, a trabajar con honestidad, a hacer ellos mismos sus trabajos, nada de copias. Siempre he creído que los padres tenemos un gran porcentaje de responsabilidad en lo que son nuestros hijos. Tanto si son buenos como malos chicos. Por eso, enseñémosles con el ejemplo, día a día, con firmeza, mucho amor y respeto, valores como:

Responsabilidad: Es la obligación de realizar bien una tarea, y saber que no hacerla (o hacerla mal) tiene consecuencias.

Puntualidad: Es el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar requerido para cumplir nuestras obligaciones. Es fundamental para tener orden y eficacia.

Respeto: Es aceptar a los demás como son, con sus virtudes y defectos. Expresarse con educación, sin herir ni insultar.

No a la violencia: Si los padres no gritan, golpean, ni faltan el respeto a sus hijos, estos, casi con toda seguridad, no serán violentos.

Solidaridad: Para que los hijos ayuden a los demás, solo hay que aceptar desde el inicio sus ganas de colaborar, darles pequeñas tareas.

Cortesía: Son los buenos modales. Hacer las cosas diciendo ‘por favor’, ‘gracias’ y ‘¿puedo?’ Es llegar a un lugar y saludar, y al retirarse, despedirse.

Consideración: Es renunciar a los propios intereses por los de los demás. Si los niños ven que sus necesidades se toman en serio, les será más fácil respetar las de los otros”.

Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unas costillas de cerdo a la mostaza, papitas al horno, rocotito molido con queso y un emoliente con cebada. “María, las denuncias por plagio contra César Acuña siguen provocando un escándalo a nivel internacional. En su caso, es doblemente grave por ser dueño de tres universidades. ¿Cómo se sienten sus estudiantes, y sus padres que se esfuerzan por dar a sus hijos una educación superior? Esas familias no tienen la culpa de nada, pero la vergüenza del desprestigio los está tocando.

Este caso nos debe enseñar a todos que los valores no son una moda, ni ‘tonterías de los sonsos’. Los valores, básicamente, son las enseñanzas, o las luces de alarma, que nos indicarán si el camino que estamos siguiendo es el correcto. En un simulacro de votación, aparecido ayer, Acuña desciende al cuarto lugar, obviamente golpeado por las denuncias. Eso demuestra que un importante sector de peruanos aún cree que, en general, el Presidente del país debe ser alguien superior. En valores y en lo profesional.

Los chicos que estudian en la Vallejo y en cualquier otra universidad están obligados a dar su máximo esfuerzo, a ‘quemarse las pestañas’, a trabajar con honestidad, a hacer ellos mismos sus trabajos, nada de copias. Siempre he creído que los padres tenemos un gran porcentaje de responsabilidad en lo que son nuestros hijos. Tanto si son buenos como malos chicos. Por eso, enseñémosles con el ejemplo, día a día, con firmeza, mucho amor y respeto, valores como:

Responsabilidad: Es la obligación de realizar bien una tarea, y saber que no hacerla (o hacerla mal) tiene consecuencias.

Puntualidad: Es el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar requerido para cumplir nuestras obligaciones. Es fundamental para tener orden y eficacia.

Respeto: Es aceptar a los demás como son, con sus virtudes y defectos. Expresarse con educación, sin herir ni insultar.

No a la violencia: Si los padres no gritan, golpean, ni faltan el respeto a sus hijos, estos, casi con toda seguridad, no serán violentos.

Solidaridad: Para que los hijos ayuden a los demás, solo hay que aceptar desde el inicio sus ganas de colaborar, darles pequeñas tareas.

Cortesía: Son los buenos modales. Hacer las cosas diciendo ‘por favor’, ‘gracias’ y ‘¿puedo?’ Es llegar a un lugar y saludar, y al retirarse, despedirse.

Consideración: Es renunciar a los propios intereses por los de los demás. Si los niños ven que sus necesidades se toman en serio, les será más fácil respetar las de los otros”.

Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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