El Chato Matta llegó al restaurante por un sabroso chanchito en caja china bañado con cerveza, papitas doradas y ensalada fresca. Para bajar la grasita pidió una jarrita de emoliente y cebada al tiempo. “María, vengo fresquecito. Estuve con Pancholón y el doctor Chotillo en el sauna privado y boté todo el roncito del fin de semana. Ahí, a más de 50 grados en la cámara de vapor, chocaron maestro y discípulo. Los dos tramposos y partidores. Pusieron salsita y se escuchó un tema de Josimar y su Yambú: ‘Con la misma moneda te pagué infeliz/ahora vas a saber lo que es ir por allí/Ay que se rían de mí/ay que se burlen de mí/y que te hagan la seña con los dedos así…’.

PANCHOLÓN: Chotillo, la semana pasada un montón de gente me escribió a mi ‘wasap’ por la columna de Carloncho y Rosángela. Hasta me timbró un productor de un programa de televisión, pero esas cosas no corren conmigo. Yo soy perfil bajo. Como esos leones en la sabana africana, agazapado detrás de la presa. Cada paso que doy lo mido bien. La calle es una selva de cemento y se gana y se pierde. A ti te veo loquito, confundido, le quieres ir a todo lo que se mueve y así no es…

CHOTILLO: Pancho, me has partido, lloré y reventé de rabia, pero ahora soy parador. Voy a la segura. Si me gusta una chica, invierto, porque las monedas me dan color, me dibujo y pongo bonito. A ti te veo mal, has bajado tu nivel, tu celular ya ni suena, no sales de tu psicóloga. No seas malo…

PANCHOLÓN: Por sonsos como tú, las chicas ahora quieren poner tarifas para darte un besito en la mejilla. Yo nunca he sido romántico, ni me arrodillo con una rosa, ni alquilo avionetas para mandar mensajitos. A ti las mujeres te ven como monto, como cajero, a mí me disfrutan unas horas, se vacilan y se van a casita fresh, relajaditas.

CHOTILLO: Lo dudo, no te conozco sanas. Gordito, los ‘duros’ ya fueron, estamos en otros tiempos.

PANCHOLÓN: A ti te alucino como ‘Carloncho’, tu flaca se va con otro de madrugada y te apaga el celular, no tienes sangre para la canallada. El amor no se compra…

CHOTILLO: Te voy a confesar algo: Yo también te he partido, hace dos semanas tuve un encuentro con la charapita que antes fue tuya. Me di el gusto de tenerla en mis brazos y no me importó que, en la oscuridad, haya susurrado tu nombre. ‘Pancho, Pancho, sigue, sigue, ah, ah…’, pero la hice mía. Me saqué el clavo…

PANCHOLÓN: Chotillo, chapas mis sobras. No me pico, la pampa es para todos.

CHOTILLO: Pancho, ya no eres el de antes. Estás de bajada y mal de la próstata.

Pucha, María. La cosa se puso brava, pero después te sigo contando”.Esos señores solo hablan de mujeres de la mala vida. Me voy, cuídense.

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