El fotógrafo Gary llegó al restaurante por su rico cau cau con arroz blanco graneadito y su ajicito molido. Para calmar la sed, pidió una jarrita de agua de manzana heladita. “María, me vino a buscar mi colega, el popular ‘El fantasma’ del periodismo de espectáculos. Le decían así porque durante años nadie sabía quién escribía esas notas que todos los artistas comentaban. ‘Gary, yo ingresaba como un desconocido a los sets de grabación. Nadie me conocía y me ganaba con todo. Pensaban que era un trabajador del canal. 

Luego sí me hice amigo de algunas artistas que me dateaban chismes calentitos. Pero nunca fui ‘mala leche’, por eso cuando después de años salí del anonimato me hice amigo de grandes artistas, como . Con él nos encontrábamos en la playa ‘El Silencio’ en el entrañable restaurante de ‘Román, El Pescador’. Allí Adolfo contaba sus grandes historias. Desde sus inicios en Breña y hasta su amor por el Sport Boys. Pero a él le gusta hablar de su pasión por el teatro serio. Una vez me lo encontré en el óvalo de Higuereta. Iba a cambiar dólares con su ‘chaleco’. ¡¡Fantasma, qué haces por acá!! Estaba vestido mismo Mick Jagger de los Rolling Stones. Pantalón jean y polo pegaditos, y lentes oscuros. La gente pasaba y le gritaba ‘¡¡Peter, Peter!!, un selfie, un selfie’. Él nunca negaba ninguno.

Luego miró al cielo y dijo: ‘Fantasma, este clima me ha dado sed, ¿nos comemos un cebichito? Pero eso sí, te voy a llevar a un ‘hueco’ aquí en San Borja’. Yo tomaba mi cervecita helada y él un misterioso trago corto. Creo que era selvático y tiene poderes para mantener la eterna juventud. Allí Adolfo Chuiman me habló de sus inicios en el teatro dramático. ‘En ese tiempo interpretaba obras de Pirandello, García Lorca. Pero el personaje que más me gustó fue el de una obra de Savonarola. Era un monje rebelde y leía un monólogo de tres hojas’. Luego ingresaría a la televisión para actuar, también en teatro con Pepe Vilar, Gloria Travesi, Liz Ureta. 

Hasta que le hicieron la propuesta de trabajar en un programa cómico en Panamericana, ‘Risas y Salsa’, junto a grandes estrellas de la comicidad. Alex Valle, Antonio Salim, Guillermo Rossini, Esmeralda Checa, Camucha Negrete, ‘Chelita’, Roxana Ávalos, ‘La guardia Serafina’, Ricardo Fernández, ‘Petipán’ y su hermano Elmer Alfaro, ‘Machucao’, el que le decía: ¿Quién soy yo? ¡¡Papá!! ¿Con quién estás? ¡¡Con Papá!! Allí Adolfo Chuiman inmortalizó al terrible ‘Avelino’ enamorador, pillo. Al guachimán Pacheco, El narrador de cuentos. Pero Chuiman era mucho más. Las imitaciones estaban a la orden del día. Él hacía de Miguel Bosé en ‘Don Diablo’, Juan Cabriel en ‘Querida’, John Travolta y muchos más. 

Luego llegarían para Adolfo Chuiman las series familiares como ‘Taxista ra, ra’, en el tiempo en que aparecieron los ‘Ticos’. Después ‘Mil oficios’, que fue el preludio de su mayor éxito televisivo: ‘Al fondo hay sitio’. ‘Francamente no pensé que la serie pudiera tener tanto éxito. El personaje de Peter pegó tanto que cuando me dispararon, mucha gente me decía: ‘Ayer me hiciste llorar. No solo niños sino adultos’. Hoy, ‘Papá’ está esperando que le bajen la bandera de su película ‘Quién soy yo... Papá’. Pucha, ese señor ‘Fantasma’ se conoce a todos los artistas, qué suertudo. Me voy. Cuídense.

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