Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un mondonguito a la italiana con papas fritas nativas, arroz bien graneado y, para tomar, una agüita de piña calientita. “María, el problema de la inseguridad ya desbordó cualquier límite. Los ya no respetan absolutamente a nadie, pues hasta disparan a adolescentes para robarles un celular. El jueves le pasó a Maricela, una estudiante de idiomas de solo diecisiete años, quien que bajó de un auto para asaltarla y llevarse su teléfono y mochila. ¡Por un teléfono que venderán por unos cuantos soles! Ocurrió a las 6:15 de la mañana, cuando la chiquilla salió de su casa en Los Olivos para dirigirse al paradero a tomar su micro e ir a su centro de estudios. 

El miserable que le disparó es un infeliz cobarde, un monstruo, pues no se entiende por qué tuvo que balear a una jovencita mucho más débil que él. Definitivamente, estas alimañas son los llamados ‘mataporgusto’, seres repugnantes para quienes la vida no vale nada, e incluso sienten placer al matar, así sea un ama de casa, una anciana, una adolescente o un niño. Pero ese ataque no fue el único con esas características el día jueves, pues solo horas después, en una calle de San Martín de Porres, dos sujetos bajaron de un mototaxi y atacaron a un joven de veinte años para robarle su celular.

A esta víctima también la balearon en el estómago sin ninguna necesidad, pues en el video se ve que no se resiste. Pero eso no les importó a los criminales, quienes igual le dispararon. Esta situación ya no da para más. El pueblo no puede tolerar que sus hijos, cuando van a estudiar, sean asesinados. El primer responsable de esta situación es el ministro del Interior, , quien definitivamente ha demostrado su incapacidad para el cargo. Más que interpelar al ministro de Transportes y Comunicaciones, Martín Vizcarra, el Congreso debería ocuparse de Basombrío, quien, como muchos afirman, es solo un teórico. 

El tipo no soluciona nada, ¡¡pero igual PPK cometió la pachotada de felicitarlo!! Ahora sales de tu casa, ya sea a estudiar, trabajar o comer a un restaurante, en tu barrio o en la zona más ‘ficha’, y no sabes si regresarás con vida. Lo más indignante es que ahora ni los menores de edad están a salvo de ser abaleados o acuchillados. La crisis de la inseguridad ciudadana es el problema que más preocupa a los peruanos, pero las autoridades andan como anestesiadas, sin reacción. No parecen entender la gravedad de este peligro, que todos los días deja viudas, huérfanos, y a padres sin hijos. ¡Hasta cuándo! PPK tiene la palabra. Si es necesario, que saque a los militares a las calles y pruebe cómo va. ¡Haga algo! No se quede congelado”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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