Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una cachemita encebollada con yuca sancochada, sarsa criolla, ajicito molido y, para tomar, una jarrita de naranjada heladita. “María, hoy se celebra el en el Perú y el mundo. En medio de las protestas que han dejado decenas de muertos, es preciso nuevamente pedir paz en nuestro sufrido país. Ya basta de peleas, muertes, dolor y sangre.

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Espero que la gente reflexione en estos días y ya no les haga caso a los violentistas. Pero también espero que muchas parejitas encuentren la estabilidad y madurez que las haga felices, en especial aquellas que tienen hijos. Un hijo no debe sufrir por causa de sus padres. Yo me imagino a los hijitos de viendo a su padre preso por presuntamente agredir verbalmente a Dalia Durán, todo por no tener estabilidad emocional, empatía y hasta sentido común. No hay nada como estar bien con el ser amado, viajar juntos, ir a fiestas en pareja, solucionar los problemas de manera concertada y criar al alimón a los hijitos.

Un niño criado en un ambiente de amor y de respeto será un hombre de bien en el futuro. Yo siempre me he preguntado, si te peleas con tu esposa, la engañas, golpeas o humillas, ¿para qué te casaste con ella? Entiendo que se pueda acabar el amor, pero así como tuvieron el deseo de vivir juntos, también deberían tener el valor de sentarse y arreglar las cosas de manera civilizada. Mis mayores ejemplos son mis papitos, que ya llevan cuarenta años juntos, pase lo que pase.

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A mi padre, un hombre trabajador, lo recuerdo siempre preocupado de sus hijos y de su mujer. A mis retoños siempre les cuento que mi papá solía cocinar en sus días de descanso y, pese a que no abundaba la plata, siempre sacaba a mi mamita a pasear aunque sea al parque, a dar vueltas y vueltas matándose de risa mientras comían un heladito. Aún hoy que son ancianos yo los veo igual de unidos, yendo juntos a sus chequeos en el hospital o acompañándose en la casa, pues todos sus hijos ya formaron sus respectivos hogares.

Mi papá no es nada sin mi mamá y viceversa. Así me gustaría estar yo de viejito. Porque amor no solo es tener sexo, ir a un hostal, darse besitos y disfrutar las épocas de vacas gordas. Amor también es interesarse por el otro, es superar los problemas juntos y estar ahí cuando las papas queman. Y eso va también para la amistad.

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Esos amigos de cantina, que solo están contigo para el trago, la juerga y que te dan la espalda cuando te va mal, no sirven. Bien decía un compadre. Mejor es tener dos amigos verdaderos que mil falsos en la vida. Por eso, en este día, quiero rendir homenaje al verdadero amor, a la verdadera amistad. A mis amigos del alma, a esos que me acompañaron en mis malos momentos; a mi mujer, a mis hijitos, a mis papitos y hermanos. ¡Que viva el amor con ellos!”. Qué buena reflexión. Me voy, cuídense.

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