Mi amigo, el redactor gigantón Barney, llegó al restaurante por sus tallarines rojos parte de pierna con su papita a la huancaína. “María, francamente terrible lo sucedido en Talara, donde murieron por lo menos doce pacientes ¡porque se acabó el oxígeno del isotanque que suministraba los balones de los pacientes más delicados!

Esta noticia dio la vuelta al mundo y coloca al sistema sanitario del país por los suelos. Las víctimas eran asegurados de EsSalud, cuyas empresas cotizan mensualmente a la institución sanitaria que jefatura Fiorella Molinelli para recibir una atención decente. Lo terrible es que se emitió un comunicado de una hoja, donde se informaba de la muerte de los pacientes por las causas que te comento, como si fuera una cosa ‘rutinaria’. Según la investigación del jefe de la Defensoría del Pueblo, César Orrego, el pasado miércoles -tres días antes de la tragedia- los funcionarios del hospital sabían de la dramática situación. Todo por un absurdo o sospechoso convenio. El hospital ‘alquila’ el isotanque a la empresa Oximan y está obligado a comprarle el aire solo a esta empresa. Según voceros de la institución sanitaria, enviaron cartas notariales a la compañía para que los abastezca, pero no les respondieron. Mientras tanto, los pacientes graves necesitados de oxígeno seguían llegando al hospital.

El jueves, el colapso fue total. Se llegó al extremo que hasta el área de triaje se transformó en una sala de hospitalización más con pacientes en camillas y sillas de ruedas. ‘Y los afectados seguían llegando’, explicó el director del hospital, Ricardo Zúñiga. Para los parientes de los fallecidos, la tragedia pudo evitarse si les hubiesen comunicado el problema gravísimo que tenían y no esperar a que el isotanque se secara y ocasionara tantas muertes. Defensoría del Pueblo informó el viernes por la noche que en total fallecieron trece personas. Sin embargo, el gerente de EsSalud en Piura dio una versión que enardeció a los familiares. ‘El oxígeno se acabó a las 8:30 de la mañana y hubo diez minutos que demoró el cambio a oxígeno gaseoso de reserva y en este tiempo se han registrado las muertes. Son dos los fallecidos, no 36 como han dicho todos’, les dijo a los periodistas.

La versión que dio el hijo de una víctima presenta un cuadro muy distinto: ‘Mi madre estaba consciente y el día anterior me escribió una nota con las cosas que necesitaba. Si nos hubieran informado del problema, veíamos la forma de llenar los balones, conseguir’, declaró Renzo, el hijo de Gladys A. M., a una emisora talareña. Entre las ocho y las nueve, Renzo no solo recibió la trágica llamada sobre la muerte de su madre, sino que fue testigo de la presunta negligencia. ‘Estaba derrumbado, pero me di cuenta de que no era el único, empezaron a llamar a más familiares y los cuerpos se empezaron a juntar en una carpa. Luego nos enteramos de que las muertes se produjeron por falta de aire, por negligencia de los propios controladores y funcionarios. A mí me mintieron diciéndome que mi mamá no había soportado el tratamiento’.

María, este caso no debe quedar sin una exhaustiva investigación y que se sancione a quienes pueden resultar responsables de lo que sería ‘homicidio culposo’”. Pucha, este caso es indignante y esas muertes son absurdas, se pudieron evitar si las autoridades sanitarias actuaran con la responsabilidad que les exigen sus delicados cargos. Me voy triste. Cuídense.

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