Mientras en el Perú y en el resto del mundo se avanza con el contra el , una nueva variante vuelve a encender las alarmas sobre una posible nueva ola de contagios: la variante B.1.621.

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Bautizada como “mu” por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha seguido su política de designar las variantes del coronavirus en función del alfabeto griego y no por su expansión geográfica, esta nueva mutación del COVID-19 se detectó por primera vez en Colombia a principios de año.

Y aunque desde entonces esta variante ha sido causante de brotes esporádicos en alrededor de 39 países de Europa y de América del Sur, la OMS ha señalado que su prevalencia global todavía es mínimo, de alrededor de 0,1%. No obstante, no ha dejado de llamar la atención sobre los índices de contagio en Colombia y en Ecuador, en donde la prevalencia es de 39% y 13%, respectivamente, y “ha ido aumentando de forma constante”.

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Al respecto, el Instituto Nacional de Salud (INS) de Colombia ha afirmado la variante Mu –junto con otros factores– es “la responsable de que el país viviera un tercer pico de la pandemia, con un gran número de contagios muy superior a las anteriores”.

NECESIDAD DE MÁS ESTUDIOS

A pesar lo sucedido en los dos países de América del Sur, el organismo de las Naciones Unidas especializado en salud ha indicado que todavía hacen falta más estudios para entender de mejor manera y con exactitud las características de esta nueva variante y, sobre todo, su impacto al circular de manera paralela con la variante Delta.

Sin embargo, la preocupación ante la llamada variante “mu” surge porque podría resistirse ante la eficacia de las vacunas y así lo ha dejado saber la OMS en su último informe semanal sobre el COVID-19, por lo que no ha dudado en ubicarla dentro de su lista de variantes de interés (VOI, por sus siglas en inglés), grupo en el que también ha colocado a variantes como la iota, kappa o lambda, que fueron detectadas inicialmente en Estados Unidos, India y Perú, respectivamente.

¿QUÉ SON LAS VARIANTES DE INTERÉS?

Según la OMS, estas tres variantes del SARS-CoV-2, al igual que la eta y la mu, han sido catalogadas de interés porque “presentan cambios en el genoma que, según se ha demostrado o se prevé, afectan a características del virus como su transmisibilidad, la gravedad de la enfermedad que causa y su capacidad para escapar a la acción del sistema inmunitario, ser detectado por medios diagnósticos o ser atacado por medicamentos”.

Y, según se ha comprobado, estas VOI –a decir de la entidad multilateral– “dan lugar a una transmisión significativa en medio extrahospitalario o causan varios conglomerados de COVID-19 en distintos países, con una prevalencia relativa creciente y ocasionando números cada vez mayores de casos con el tiempo, o bien que presentan, aparentemente, otras características que indiquen que pueden entrañar un nuevo riesgo para la salud pública mundial”.

Pero a pesar de que estas variantes entran a la lista de interés porque implican un “riesgo emergente para la salud pública mundial”, son catalogadas como una categoría de riesgo más baja que las que forman parte de la lista de variantes de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés), en están catalogadas las más infecciosas como la alpha (Reino Unido), beta (Sudáfrica), gamma (Brasil) o delta (India).

A esta lista de variantes de interés, declarada por la OMS, se suma la mu (Imagen: OMS)
A esta lista de variantes de interés, declarada por la OMS, se suma la mu (Imagen: OMS)

FOCO EN AMÉRICA DEL SUR

Más de 18 meses después de que la OMS declarara al COVID-19 como una pandemia, el virus ha mutado decenas de veces y se han reportado más de 1.500 linajes diferentes, pero el organismo multilateral había centrado su interés en ocho variantes, que habían mostrado un mayor nivel de transmisibilidad.

A este grupo se ha sumado la variante mu, el noveno linaje que hoy atrae el interés de diversos frentes de salud porque –como dice la OMS– posee “una constelación de mutaciones que indican propiedades potenciales de escape inmunológico”.

En ese sentido y ante la necesidad de más estudios para comprender las características fenotípicas y clínicas de la variante mu, la OMS ha señalado que monitoreará su epidemiología en América del Sur para detectar cambios, más aun cuando este nuevo linaje cocircula con la variante delta.

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