POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación

"La situación está peor que cuando nos cayeron las lluvias y muchos perdimos lo poco que teníamos", es lo primero que me dijo el taxista cuando hace dos semanas llegué a a dar una charla, invitado por la Universidad Nacional de esa ciudad.

El panorama de mi tierra, en efecto, es desolador y podría tener consecuencias inimaginables luego de la renuncia de Pablo de la Flor, el jefe de la Autoridad de la Reconstrucción con Cambios (ARCC), ocurrida el viernes pasado.

Nada se ha hecho, las pistas están destrozadas, en muchos lugares no hay agua, la gente vive en carpas, las enfermedades campean por todos lados.

La burocracia, el papeleo, las pillerías, no permiten realizar obra alguna hasta hoy, pese a que ya transcurrieron siete meses desde que las lluvias del ‘Niño Costero’ devastaron varias zonas.
Me contaron que pese a que ya tienen el presupuesto respectivo para rehabilitar una docena de vías dañadas, las autoridades regionales no ejecutan ninguna, apenas han adjudicado los trabajos en las avenidas Cáceres, Francia y Grau, en el emblemático distrito de Castilla.

La mayoría de licitaciones se caen porque son observadas o las mismas empresas interponen recursos denunciando favoritismos y corrupción. ¿Qué irá a pasar con las mil obras que se tendrán que ejecutar en esa región?

Lo que más indigna a los pobladores de todos las regiones del país afectadas, es que hay ‘plata como cancha’, pero las autoridades responsables de la reconstrucción están enfrentadas, se insultan públicamente, lo que desencadenó en la salida del jefe de la ARCC.

Pablo de la Flor, como se sabe, era el encargado de coordinar y administrar el millonario fondo de las obras de reconstrucción, que deben ejecutar los gobiernos regionales y municipios perjudicados.
Lamentablemente, fue De la Flor quien desató ese enfrentamiento innecesario. Hace unas semanas, en una entrevista en el diario ‘El Comercio’, tildó a los gobernadores regionales de incapaces.
Como era de esperarse, las autoridades de Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, Cajamarca, Amazonas, San Martín y Loreto, respondieron con todo.

“Exigimos que se evalúe la permanencia del jefe de la ARCC porque ha demostrado incapacidad, falta de liderazgo, desprecio por las instancias de gobierno subnacionales e indolencia frente a las poblaciones vulnerables, que aún siguen viviendo en una situación muy precaria”, dijeron en un comunicado público.
En la práctica, sin embargo, la poca capacidad de gestión de varios gobernadores es clamorosa. Por ejemplo -según dijo De la Flor- el gobernador de la Libertad, Luis Valdez, se demoró 120 días en licitar obras para la restauración de apenas cuatro pistas. Con Reynaldo Adolfo Hilbck, de Piura, ocurrió casi lo mismo. Se demoró varios meses licitando y al final los concursos se anularon.
Mientras las autoridades no se ponen de acuerdo y pelean, miles de peruanos continúan con su tragedia. ¡Indignante! Nos vemos el otro martes.

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