Hay casos verdaderamente escandalosos, como el del congresista Paul Gutiérrez, quien colocó a tres familiares en el ‘faenón’.
Hay casos verdaderamente escandalosos, como el del congresista Paul Gutiérrez, quien colocó a tres familiares en el ‘faenón’.

Este Búho no puede dejar de indignarse al comprobar que se sigue destapando la olla de este desaguisado maloliente llamado gobierno de Pedro Castillo. Un maloliente vaho a podredumbre y corrupción. Pero en este millonario festín con fondos públicos para obras están comprometidos Castillo, sus amigos empresarios, aportantes en la campaña y familiares, todos ya denunciados, por lo que algunos están presos y otros fugados.

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También salen a la luz otros ‘chicharrones’, esta vez con los miembros de las bancadas que apoyan incondicionalmente y votan disciplinadamente contra la vacancia del chotano. ¿El delito? Tienen familiares con contratos y órdenes de servicios en diferentes entidades a nivel nacional, como es el caso de Waldemar Cerrón, vocero de Perú Libre, cuyos cuñados y su pareja tienen contratos por más de dos millones de soles en Huancayo y el Gobierno Regional de Junín. Y no es el único congresista del ‘lapiz’ comprometido en estos ilícitos, son más de diez y siete de ellos pertenecen al Bloque Magisterial, los mismos que ingresan cuando cae la noche a reunirse con Pedro en Palacio de Gobierno sin registrarse.

Hay casos verdaderamente escandalosos, como el del congresista Paul Gutiérrez, quien colocó a tres familiares en el ‘faenón’: su esposa solo en el 2022 tiene cuatro órdenes de servicio en el programa Educación Básica y dos de ‘yapa’ en el Programa Nacional de Infraestructura. Su hermano hizo negocio en el programa ‘Educación Básica para Todos’ y para que todo quede en familia su cuñadito contrató con la Municipalidad de Lurín. Estos legisladores no aprenden la lección de Castillo, denunciado constitucionalmente ante el Congreso por liderar una organización criminal justamente integrada por sus parientes como lugartenientes, y se saltan a la ley al colocar también en puestos de la administración pública a sus cónyuges, hermanos, cuñados, hijos y hasta convivientes, como es el caso de la parlamentaria Margot Palacios.

Aunque Castillo se siga victimizando y busque ayuda en la OEA para que lo ‘limpie’ de la ola de corrupción que lo ahoga, las evidencias criminales de la mafia enquistada en el Ministerio de Vivienda se ve desnudada en toda su faz, en un audio vergonzoso entre el exjefe de asesores de ese ministerio, Salatiel Marrufo, y Zamir Villaverde, donde con un lenguaje lumpenesco se demuestra cómo los amigos, paisanos y sobrinos de Castillo se repartieron millonarias obras públicas, inclusive a mordiscones: SALATIEL MARRUFO: ‘¡Quién no se va a querer meter (en las licitaciones)! Le digo al Abel (Cabrera): ‘Oye, compare tienes que desahuevarte’. (...) Entonces, toco el tema y (Segundo) Alejandro (Sánchez) sigue con su tema. Le digo: ‘Oye, Geiner (Alvarado, exministro de Vivienda), esto es una huevada que nos puede generar problemas internos. Vamos a llamarlos a los dos: a (Segundo) Alejandro (Sánchez) y al huevón del Ave Fénix (Abel Cabrera) y a Fray (Vásquez). Acá que se desahueven con nosotros’. ‘Ya, compare, no nos vamos a pelear. El que chapa (una obra) (la) comparte’.

Por este audio, entre otras pruebas incriminatorias, el juez dictó 30 meses de prisión preventiva contra Marrufo y el amigo del presidente y financista de la campaña, Abel Cabrera. El audio completo parece extraído de una escucha de esas que la Policía utilizó para desbaratar a la banda de ‘Caracol’, por su lenguaje patibulario y mafioso con el que Salatiel le explica a Villaverde que los dos grupos ‘en pugna’ por las millonarias obras públicas deberán hacer una ‘repartija’: ‘Ya compare, el que chapa comparte’, sentencia Marrufo. Los grupos en disputa eran dos: ‘Los paisanos’ chotanos del presidente, como el dueño de la casa de Sarratea, Alejandro Sánchez, el alcalde de Anguía y los sobrinos Gianmarco Castillo y Fray Vásquez.

El otro lo conformaban ‘Los chiclayanos’, con Marrufo, Abel Cabrera y el entonces ministro de Vivienda, Geiner Alvarado. Esta mafia cayó como un Castillo de naipes. Sus integrantes están encarcelados, convertidos en colaboradores eficaces o huyeron como las ratas. Mientras el cabecilla que despacha en Palacio llora y dice que todo ‘es mentira’ o está ‘armado’ por los ‘golpistas’, pese a las evidencias. Increíble tanto cinismo. Apago el televisor.

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