Este piensa que la cultura cinematográfica siempre está presente en todos los campos de nuestras vidas. ¿Quién no ha tenido un conocido o un auxiliar con los incisivos puntiagudos, a quien apodaban ‘Drácula’? A propósito, me escriben jóvenes lectores: ‘Búho, tienes razón, hay que cuando se presenta en los programas de televisión, se transforma. Parece que estuviera poseída por el demonio y ya no escucha las preguntas de la conductora, sino que grita ‘¡Renuncia, PPK, renuncia!’... Bueno, las comparaciones son odiosas, pero la niña poseída de la antigua película ‘El exorcista’, de 1973, hablaba en varios idiomas, vomitaba un líquido verde y giraba su cabeza trescientos sesenta grados, convirtiéndose en todo un clásico, pero entiendo que los jóvenes de ahora están más familiarizados con la serie que la película. ‘El exorcista’ es exactamente un clásico del cine de terror. La dirigió el mítico William Friedkin, el director de ‘Contacto en Francia’, y se basó en la terrorífica novela de William P. Blatty, publicada en 1971, la cual descubrí en la biblioteca de mi tío ‘Kike’ Marca y leía en la noche, solo en mi cuarto, muriéndome de miedo. Creo que desde esa fecha no me desagrada dormir con la luz prendida, cuestión que superé, pero todavía lo hago con el televisor encendido. No obstante, mis jóvenes lectores no quieren que les hable de Linda Blair, sino sobre la serie nueva que se transmite por la cadena HBO y es toda una revelación. Cuando la anunciaron, muchos no le auguraron éxito. La película tuvo hasta tres secuelas más, y cada una peor que la otra. Solo la primera fue mítica, inolvidable, con el joven sacerdote Damien Karras y el viejo y veterano exorcista Lankester Merrin pasando a la posteridad como los ministros de Dios que ofrendaron sus vidas por sacar a Satanás del cuerpecito de la niña.

Y por supuesto, la sufrida madre de la pequeña, la famosa Ellen Burstyn en el papel de Chris MacNeil, también fue notable. Así, han transcurrido más de cuarenta años para que la poderosa cadena HBO resucite la trama y presente ‘El exorcista: la serie’. A diferencia de la película original, que privilegiaba por sobre todas las cosas la parte visual y le dio a los efectos especiales una importancia sin parangón hasta ese momento en el cine, en el show de televisión se preponderan las actuaciones, el lado dramático, gracias a una actriz de polendas como Geena Davis, quien interpreta el papel de la otrora niña Regan MacNeil, cuarenta años después y ahora bajo el nombre de Angela Rance quien, pese al tiempo transcurrido, no ha logrado quitarse todo el dolor que le produjo albergar al temible demonio Pazuzu en su cuerpo, razón por la cual se cambió de nombre. Pero nada de eso la salvará, pues el demonio vuelve a poseer a alguien de su familia, esta vez a su hija Casey, protagonizada tremendamente por la chibola Hannah Kasulka, que nos recuerda también el gran trabajo de una adolescente Linda Blair en la película original. Si la continuidad de las series se cotizara en las casas de apuestas, nadie hubiera puesto un dólar a que esta se iba para una segunda temporada. Ya el influyente New York Times la comentó: ‘No se trata de ser la película ni superarla en ‘el factor miedo’, ni tampoco aporta mofarse de ella. Es televisión bien hecha, bien interpretada, que es más de lo que se puede decir y más que el montón de ‘reboots’ que han llegado a la televisión moderna’. Cuando este Búho creía que había superado el trauma de dormir con la luz prendida por culpa del libro y la película de los lejanos años setenta, hoy, con la serie que está en su segunda temporada en el 2017, hasta trato de dormir con el televisor prendido, como reza el título de esa entrañable canción de Billy Joel, ‘Sleeping with the Television On’, de su álbum Glass Houses. Apago el televisor.

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